Hoy, que mis recuerdos más cercanos son dolientes, tristes y se mezclan con los más oscuros y lejanos recuerdos, no puedo dejar de recordarlas a ellas.
Ellas, mis dos abuelas, sufrieron esta máldita enfermedad en sus últimos años. No puedo imaginar nada más terrible que el hecho de no disponer de memoria. Sin lo que fuimos, sin lo que experimentamos, sin los pensamientos de entonces, sin nuestros errores y nuestras victorias, sin los instantes felices, sin nuestra infancia, sin el primer beso, sin las pasadas Navidades, ¿quién o qué somos?...Nada.
Por eso, hoy, Día Mundial del Alzheimer, Día Mundial de los enfermos que lo viven en carne propia, Día Mundial de las familias que lo sufren y Día Mundial de los cuidadores que intentan aportar algo de luz en la oscuridad de las muertas mentes, no podía dejar de recordar a mis dos abuelas desde estos humildes renglones.
Porque mientras mi memoria me siga perteneciendo, ellas vivirán por siempre...
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