Revista Diario

252.- 'El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, sólo uno para cada uno.'

Publicado el 07 mayo 2010 por Ignacionovo

Autor: Mencio. En primer lugar, quiero dejar bien establecido que no pretendo convertirme en aguafiestas y que alguno de cuantos lean la entrada de hoy, se frustre irremediablemente y pierda parte de unas ilusiones que son compañeras ideales en la vida y que representan la vitamina ideal para alimentar nuestros sueños.


Dicho esto, hoy hablaremos de los sorteos de lotería y de las posibilidades ciertas que tenemos de ganar alguno.


Ni tan siquiera a lo largo de la historia ha habido consenso a la hora de confirmar o negar la existencia del azar. Por ejemplo, para Einstein el azar no existía, “porque Dios no juega a los dados” y para Anatole France sin embargo: ”el azar era el seudónimo de Dios… cuando no quería firmar.” ¿En qué quedamos?


Vayamos a la pura estadística para ver si resuelve algo. Resulta que las probabilidades de que te caiga un rayo cuando paseas por la calle son de una entre tres millones. Imposible por tanto no, pero muy difícil si.


Si hablamos de lotería, las probabilidades que tenemos para acertar un pleno en el Euromillón es de 1 entre 76.275.360 o si hablamos de la lotería primitiva (49 números, de los cuáles seis son los que resultan ganadores) de 1 entre 14 millones de posibilidades. En el resto de juegos -como la típica ruleta francesa- el porcentaje para ganar sería del 2.70% (tampoco para tirar cohetes)


Como vemos, desde el punto de vista matemático las probabilidades son ínfimas, pero sin embargo jugamos.


Decía al principio que no pretendía ser aguafiestas porque la ilusión es equipaje fundamental de nuestro viaje. Podemos comprobar sorprendidos que es mucho más factible que nos parta un rayo a acertar un premio ‘gordo’ de una lotería. Y podríamos con ese dato racionalizar y comportarnos como seres humanos evolucionados y por tanto, dejar de jugar. Podríamos en virtud de ello, renunciar a ese sueño recurrente y querido de cambiar de casa, de coche o de vida. Podríamos¡pero cuesta tanto!


Sin la ilusión, el mundo sería algo bastante menos habitable. Y las ilusiones que se convierten casi en eternas o que por lo menos renacen a menudo en el alma, como decía André Maurois, están muy cerca de ser una realidad.


En definitiva, que probablemente seamos íntimamente conscientes de que ese ansiado premio no nos tocará nunca, pero también podemos haber entendido, que lo que estamos haciendo no es en realidad comprar cada semana boletos de lotería, sino sueños a precio de saldo. Y aparentemente es un buen negocio.


Reflexión final: Y como siempre y para todo, moderación. Una cosa es la ilusión y otra la ludopatía. Sepamos diferenciar.


Volver a la Portada de Logo Paperblog