Revista Diario

8. El tiempo vuela

Publicado el 19 noviembre 2012 por Enferme @kikerufian
Es muy curioso como se percibe el tiempo según tu estado de ánimo. Cuando estás contento e ilusionado, el tiempo te "castiga" yendo más deprisa de lo normal. Los días se pasan rapidísimo con la sensación de no haber hecho nada, cuando en realidad haces mil cosas y aún así pides una prórroga al día. Justamente eso nos pasaba mientras estábamos en el norskkurs. Casi sin quererlo creamos una rutina que duraba desde las ocho de la mañana hasta bien entrada la noche. Eran demasiadas cosas.

Nuestro día comenzaba por la mañana temprano, donde nuestro ojos se abrían a la par que la tapa del portátil y con un café en la mano. Entrábamos al programa y casi de forma automática respondías a la voz argentina de Gustavo con un "God morgen alle sammen" (buenos días a todos), después aparecía Neda por su "ventanita" y la clase comenzaba. La verdad es que lo recuerdo con cierta nostalgia. 

Como dije en la anterior entrada, a medida que pasaban los días aquel curso tomaba forma y ya se empezaba a coger un cierto ritmo de aprendizaje. Algunos días Nuri y yo dábamos las clases en pisos separados, pero otros (la mayoría) la dábamos juntos en el salón de mi piso. La verdad es que era muy divertido, a nuestra manera lo pasábamos muy bien los dos juntos. Bueno, todo lo bien que se lo puede pasar uno en un curso de noruego. Aparte nos ayudábamos bastante cuando no entendíamos algo o a la hora de preparar algún ejercicio. Pienso que es bastante importante tener compañía en este tipo de cursos porque si no pronto se cae en el despiste. Como en cualquier clase, llegado un punto empiezas a desconectar y el que estuviéramos juntos hacía que ese tiempo de norskkurs se hiciera más ameno. 

Tras las 4 horas de clase de mañana, comíamos juntos y poco tiempo daba a relajarse ya que empezaba la tanda de sobremesa. Esta parte a veces se hacía un poco cuesta arriba porque después de comer y tras todas las horas anteriores, me empezaba a saturar un poco. Por la tarde era más ameno y relajado, sobre todo relajado y, personalmente me sentía más a gusto. Tuve la suerte de caer en un grupo donde todos congeniamos bastante bien. Básicamente por las tardes hacíamos ejercicio de escucha, lectura y traducción. Neda lo hacía de una forma ordenada que me gustaba mucho ya que tardaba más en cansarme y captaba mi atención aprendiendo a la vez. Después el tiempo restante, lo utilizábamos en hablar entre nosotros con el vocabulario que teníamos. Aunque no llevábamos ni un mes de clase ya había conversaciones que sobrepasaban las típicas de saludos, como por ejemplo ir a comprar a una tienda de ropa. Había conversaciones bastante divertidas y donde nos reíamos bastante al usar nuestro particular "spansknorsk".


Cuando terminaba el curso a eso de las siete de la tarde, debíamos estudiar y mucho si queríamos seguir el ritmo de clase que se iba imponiendo. A veces resultaba bastante difícil pues queríamos aprovechar el poco tiempo que nos quedaba en Tenerife para estar con los amigos, sacarles todo el jugo. Aún así pudimos compaginarlo todo, o eso creemos. Y así terminaba nuestro día entre estudios y estar con nuestros amigos. Cansados y contentos nos íbamos a la cama siempre hablando de "como será dentro de...".

Me gustaría comentaros algo donde todos los alumnos estamos de acuerdo: los mails de Gustavo. Él se encargaba además de coordinar y moderar el curso como dije en anteriores entradas, de mandarnos mails. En ellos nos daba ánimos, para que no nos rindiéramos y nos esforzáramos más. Cuando recibimos el primero fue algo que me sorprendió, me hizo reflexionar y me gustó. Después se convirtió en una costumbre. Todas las semanas recibíamos varios como por ejemplo en el que nos ponía un video resumen de la película "En busca de la felicidad", donde estaba claro que quería transmitir. Al final se quedó en una anécdota más y un poco graciosa al recordar cómo era el norskkurs, cuando hablamos los alumnos entre nosotros. Es que era raro el día en que no recibía uno de estos mails diciendo por ejemplo: "esfuérzate y verás la recompensa" y tu respondías : "¿más?". Pensabas que nunca era suficiente para él mientras te reías leyéndolo.

Fueron pasando los días y nos plantamos en el primer examen. La verdad es que hacía bastante tiempo que no sentía esos nervios de hacer un examen. He hecho varios exámenes después de terminar la carrera, pero no me puse tan nervioso como aquel momento. Pienso que sería porque sabía que me jugaba esa oportunidad de viajar, eso hacía que la importancia creciera y con ella mis nervios. Pensándolo con detenimiento, aquel examen fue muy fácil, pero tengo que reconocer que en un mes aprendimos gran cantidad de vocabulario y gramática. 

Nos citaron a las cuatro de la tarde a Nuri, Ana (alumna del curso) y a mí. Lo haríamos por turnos. Empezaríamos con examen oral, que sería gran parte del examen, y terminaríamos con ejercicios de gramática. Aquí no había nota, solamente "sigue así" o "esfuérzate más". Al terminar Neda nos daba su veredicto por chat privado para respetar la privacidad. Aún recuerdo aquel "Gratulerer sååå myyyeee!", algo así como "¡enhorabuena!". Los tres sacamos el examen bastante bien: leímos, hablamos y comprendimos bien, y apenas cometimos errores en gramática. 

Que sensación de libertad da el terminar un examen y encima sacarlo bien. Sin más nos fuimos a celebrarlo fuera, que además hacía un día espléndido: un buen paseo por la Calle Castillo, un helado y Nuri. No podía pedir más. Durante el paseo nos prometimos que seguiríamos esforzándonos y que todo saldría bien. Estábamos exultantes y se lo hacíamos saber a todos los que nos llamaban para ver que tal nos había salido el examen. Nos comportábamos como niños pequeños que traían las notas a casa cuando le contábamos el éxito a nuestras familias.

Después de aquello las clases continuaban, un poco más duras y a marchas más forzadas, pero era normal, debíamos aprender noruego en 4 meses; ¡Qué locura!. Pero sobretodo, ya empezábamos a organizar nuestro regreso a la península. Como dije al principio de la entrada eran demasiadas cosas. Mirábamos y hacíamos cábalas de cuándo nos podríamos ir, cómo lo haríamos, etc.. Pero eso lo dejaremos para después, para la próxima entrada. 

8. El tiempo vuela

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