Revista Literatura

A las cajas fuertes hay que tratarlas como a las mujeres.

Publicado el 11 septiembre 2012 por Beatrice
   A las cajas fuertes hay que tratarlas como a las mujeres, comentó Jane mientras acariciaba la superficie de aquella Mosler verde oscuro con las yemas de los dedos. Él la contemplaba con las rodillas temblorosas desde el rincón, ella le había ordenado quedarse allí y sabía lo que ocurriría si no obedecía. Jane le fascinaba y le aterraba a partes iguales, también le sorprendía en algunas ocasiones. Aquella tarde-noche de otoño fue una de esas ocasiones. Jane vestía ropa imposible y nada adecuada para llevar a cabo un robo. ¿Cómo podía mantener el equilibro sobre aquellos tacones de vértigo?  
   Acercó su cuerpo a la puerta de la caja fuerte y se pegó contra ella, escuchando los sonidos que emitía la rueda al girar, buscando la combinación ganadora. Tienes que acariciarlas despacio, prestar atención a todas sus palabras y reacciones. Solo cuando hayas prestado la suficiente atención sabrás que es el momento y se abrirán para ti. Él la contemplaba con la boca seca, sus movimientos rápidos y felinos resultaban una tortura para la vista. Un fuerte sonido metálico avisó de que había dado con la combinación correcta. La puerta se abrió, dejando ver las montañas de billetes verdes apilados en su interior.
   —Tu padre tiene buen gusto en mujeres. —dijo, empezando a llenar una bolsa con el dinero.

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