Revista Literatura

A las chicas les encanta

Publicado el 16 febrero 2010 por Chaimon
Cuando era niño suponía que si corría muy fuerte, las chicas iban a morir por mí.
También suponía que si me reía con mi gran bocota verían en mí, a un héroe que sonríe ante la tempestad. Esto último, ayudado con el paso del tiempo y las historias, comprobé que algo de verdad tiene.
Ya entrado en la adolescencia, entendí que si seguía poniéndome camisetas de Iron Maiden, sólo conquistaría chicas que amen Iron Maiden. Lo mismo aplica en el pelo largo, que a mis diecinueve llegaba casi a la cintura. Todo un atrevimiento para alguien de mi edad, en esos años, en una era post militares muy cercana. Pero también el paso del tiempo me permitió combinar mi gusto sobre la vestimenta rockera y las chicas que realmente me encantaban.
Estábamos con mis amigos veraneando juntos por vez primera y éramos tan felices que no nos entraba el corazón en el pecho. Todos teníamos menos de veinte en edad y más de treinta en intenciones.
En esa época todavía, si no cumplías ciertas normas, no ingresabas a determinados boliches, y mis amigos del secundario, algunos de ellos siguen siendo aún mis amigos, no eran heavys. Así que yo debía acomodarme a ellos y de algún modo lo hacía con una alegría solapada.
Básicamente porque las chicas que más me gustaban eran las que en su casa en lugar de poner un disco con Eddie en la tapa, se fijaban que tanto combinaba su calzado con su pollera o remera. Chicas que hacían cosas de chicas. Que hablaban cosas de chicas.
Este gusto también cambió con el tiempo, pero apenas un poco. Lo necesario como para no salir con una chica que me pida que me corte el pelo o me afeite.
Toda una dicotomía que recién comenzaba en mi vida y que se extendería en millones de tópicos hasta el día de hoy....
Llegamos, hicimos la fila y rezamos (yo sobre todo) para que nos dejen entrar. Para lograr este cometido, escondí mi "Atilezca" cabellera con una colita que metía debajo del cuello de la camisa. Porque sin camisa tal vez no entrabas.
A la vez me puse unas botas de nobuk marrón con punta cuadrada que me hacían sentir Ian Asbury, pero en realidad era una especie de auto-engaño para no sentirme menos rockero. Uno de los chicos me prestó una camisa que destellaba un rojo complicado, pero se ve que en esos tiempos no asustaba demasiado, porque ingresamos a este lugar de música que sólo bailan los chicos a los que le va mal con las chicas, sin inconvenientes.
A los diez minutos, una de las chicas más bonitas del lugar, me mira. Pero yo preferí suponer que tenía más que ver con la rareza del largo del pelo, que con otra cosa.
Es bueno aclarar que a los dos minutos de estar adentro, yo me había desatado el pelo dejándolo al aire libre y abrí mi camisa que dejaba ver una hermosa remera de Metallica que aún conservo y que remite a una época en la que esa banda era sólo para chicos malos que odiaban las baladas.
Otros tiempos.
Volvió a mirarme y yo me hacía el tonto, no podía ser que esa belleza me mirara a mí.
Se me acercó y me dijo que le encantaba mi pelo. Y juro que esta chica era algo muy lejano a una fan de Iron Maiden.
A la hora me estaba besando y yo me dejaba muy feliz y sorprendido.
En ese momento descubrí, pero sólo con el paso del tiempo comprobé, que a las chicas le gustan, les encantan los chicos malos.
Incluso aunque no lo sean.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Chaimon 2 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revistas