Revista Talentos

A través del espejo (III)

Publicado el 08 octubre 2011 por Francissco

 Verde lujuria.A través del espejo (III)

Pilar se levantó apartando el rostro de su amante, completamente húmedo, mientras este se quejaba por aquella brusquedad intempestiva. Con movimientos rápidos, se las apañó para bajarse de la mesa con las piernas temblorosas, agarrar un kleenex, pasárselo a Javier y cerrarse la bata.

-”Sshhh, voy a mirar primero. Métete otra vez bajo la cama…”.  Apenas había hecho Javier indignado el gesto del dedo hacia arriba, cuando ya salía ella hacia la puerta y se apretaba en silencio contra la mirilla. Mientras lo hacía todavía se notaba la vulva como un mejillón, así como bastante empapadita la cara interior de los muslos. Ah, como apreciaba el don de lenguas en hombres y mujeres, jaja…

Por la mirilla no se veía nadie y el rellano se mostraba mal iluminado, por culpa del apagón. Pero alto…¿y ese tipo que ya se bajaba, con una especie de cacharrito en las manos?

-”Javi, he visto alguien que se retiraba cuando…” así empezó a decirle, pero este la cortó: -”Sí, si los estoy viendo allá abajo, seguro que son ellos. Uno sentado al volante de un coche, otro alto y flaco en la acera y un tercero que sale del patio y se dirige al auto. Pili, hermosura, hay que salir echando ostias de aquí. En Internet dicen que el CNI va tras los tipos que “saltan”, por seguridad nacional y otras hierbas por el estilo”

-”¿Pero qué dices, como que nos vayamos, adonde..? Javier la interrumpió, agarrándole los brazos con fuerza y mirándola intensamente  -”No solo a quienes saltan, sino también a los que tienen sexo con ellos ¿Qué? ¿Eso no te lo dijo tu Mami Sabionda? Entérate: si no salimos pronto, a TÍ también te palparán los bajos, cielo, y perdona la brusquedad. Me comentaste que teníais garage en esta finca. Así que dame algo de ropa, aunque sea tuya y coge las llaves de tu coche. Y corriendo, porfa. Y ya de paso, las llaves del apartamento de la amiga esa que me dijiste”

La autoridad y convicción con que se lo dijo aturdió a Pilar, que se sentía despistada y fuera de juego, al tiempo que hacía lo pedido. Javier se dirigió al PC, que seguía brillando. -”Seguro que rastrean esto” pensó. Y cerró todos los programas, dándole después a un botoncito que ponía “reset”.

-”Menos mal que no tenía nada importante en el PC si no, te mato…borrármelo todo, dioss” Pilar decía esto al tiempo que bajaban lanzados hacia el piso del garage, con Javier delante vestido con unos vaqueros suyos y un sueter holgado. Se sentía como en un trance; abriendo el garage, entrando en su coche, su amigo con unas zapatillas en chancla porque no le cabía el pie…Y abriendo con la cerradura manual la salida, a causa del apagón. Y que suerte, je, el garage estaba situado en la parte opuesta a donde estaban aquellos tipos.

Mientras -y ya una vez en marcha- llegaban al apartamento, los cielos mostraban aquellas nubes novedosas de tonos radioactivos, inexplicables por el momento para los científicos. Había muchas: verdes, naranjas, azules…Y al atravesarlas el sol, las superficies de la ciudad quedaban iluminadas con multitud de colores intensos, como si hubiera un festival pirotécnico. Aquello parecía distraer a Javier del pánico que llevaba encima. Puede que las persecuciones fueran muy entretenidas en el cine. Quizá. Pero el se sentía como un conejo acorralado por lebreles.

Y el susto que se llevaron en la puerta de Isa -la amiga- fue morrocotudo. Había puesta una cinta policial, con fecha de hacía una semana.

-”¿Y esto? ¿Adonde fue de “vacaciones” tu amiga? ¿A la cárcel modelo?”

-”…dioss, Isa, no me dijiste nada.¿Que no confiabas en mí? Aay, amor ¿que te ha pasado?

Aquel “Aay, amor“, de alguna manera le pareció a Javier demasiado intenso y suspirante…Miró en torno despegando cuidadosamente la cinta y cogió las llaves, las cuales se hicieron obedecer por la puerta con un chasquido. Metió dentro a Pilar y colocó la cinta otra vez, cerrando  -”Estaremos seguros en un piso que ya han registrado una vez, supongo” se decía. Aunque no las tenía todas consigo, no obstante.

El apartamento olía francamente mal y -cuando dieron la luz-  vieron con claridad que había sido registrado, por el desorden que había  -”Isa es muy ordenada, tio, esto se lo han hecho después, que cabrones”  -”¿Cuando te dijo ella que se iba?” preguntó Javier.  -”Ay, puees..ah, sí, el día 20, lo recuerdo por…” y Javier levantó la mano: -”Justo. Un día antes de la fecha que pone la cinta. Ya no estaba aquí cuando entraron”

Y Javier decía aquello mirando con fijeza, al frente. Pilar siguió la mirada, hacia un salón y…bueno, allí había otro PC con la pantalla llena de estática, y brillando y…-¡”Ha saltado, la leche bendita, jooder, ha pegado el bote y al parecer lo detectaron y vinieron a mangonear!”

Javier parecía contento. Al parecer, ya no era el único panoli que hacía esas barbaridades. Cuando reparó en Pilar, no obstante, se llevó una sorpresa. Vió que estaba en el sofá, llorando silenciosamente.

-”…Eramos pareja. Y no, no te mentí cuando dije que tú eras el único hombre. Pero ya estaba harta de pollas después de separarme, por si te interesa. Y ella era tan caliente como yo. Pero también infinitamente más tierna y dulce que cualquier otro marrano con testículos. Y…y ahora, va y hace la gilipollez esa de la pantallita, oh, mierda…y con otra mujer, seguro.”

Lloraba y lloraba y Javier se dió cuenta, casi al momento, de que no estaba celoso. Sería porque la otra pareja era una mujer y ello le resultaba incluso excitante, cosa que se cuidaría de ocultarle a Pilar, obviamente. A fin de cuentas, para embustera ella, madre mía. Y qué locura de día, uuf. Le secó una lagrimilla con un pañolito y la abrazó, a lo cual ella se prestó con gusto, por cierto  -”En fin, voy a darme una ducha y a pegarme una siesta, Pili, bombón, que no puedo más” dijo al rato.

Buscó el baño mientras Pilar se sentaba ante el PC como atontada. Notó que su priapismo ya había desaparecido, bieen.  Aún tuvo más suerte y no habían cortado el agua ese día, por lo que pudo disfrutar enjabonándose mientras oía unas voces, amortiguadas por el ruido del agua cayendo ¿Que serían? ¿De la tele? En aquella finca sí que había luz…

Pronto las voces subieron de volumen,  se convirtieron en gritos y a Javier se le disparó el corazón. Por eso y porque al mirarse de refilón ante el espejo se llevó un susto tremendo: tenía un brillo verde tras los ojos, ostiass. Pero ya lo miraría más tarde, ahora tocaba liarse una toalla y salir, a ver…¿qué?

-¡Isa, cariño, que te estoy trayendo otra vez, yeeeaahhh!

Allí, en el salón, la escena era brutal y surrealista: Pilar -desvestida por arriba-retrocedía de pie, extrayendo a una mujer con la piel pálida y verde a través de la pantalla. Justo como cuando el llegó, cierto. La diferencia esta vez era que las dos estaban ¡pegadas por los senos, santo dios! de los cuales surgía un chisporroteo.

La mujer ya había pasado más de la mitad del cuerpo, miraba a Pilar con ojos llorosos y desenfocados y Javier, adivinando el costalazo -porque esta vez no había alfombra- se apresuró a cogerla en brazos, muy caballerosamente.

Lo que no esperaba era llevarse un fuerte bofetón de Isa la verdosa ¡plaaaf! cosa que le hizo trastrabillar, debido a que traía los pies mojados de la ducha. Cayó, por tanto al suelo, a la sombra de la chica nueva, brutalmente desnuda toda ella y que todavía levitaba ingrávida, mostrando un soberbio plano del vientre, los muslos torneados y la concavidad del pubis. Aquello trajo, como efecto secundario e inevitable, que el miembro se le pusiera otra vez tieso como un palo, ooh, dioses, de nuevo las mismas…

Como de refilón, casi presintiéndolo, se percató de que la chica ya había salido del todo y se despegaban los cuatro senos, cayendo ella encima de el e impactándole con dos pezones bien duros. Ooops, aay, la madre que la hizo. Con lo que le gustaban a el unas buenas tetas y esta vez casi lo matan. Menos mal que su bendito miembro quedó fuera del cuerpo de Isa.

-”No, no le pegues, Isa -[toma ya, lo que faltaba]- pensó, con ella encima y sin poder ver nada por culpa de los senos.  -”·Es Javier, este de quien te hablé, quería tan solo recogerte”

Isa rodó y se levantó. -”¿Pili? ¿Pili? ayúdame, aaay…”

Javier  notaba que el contacto con los senos de Isa le había transmitido algo, además de excitación primero y trompazo después. Algo..¿eléctrico? De resultas, se sentía como mareado. Oía como las dos mujeres empezaban a jadear y, al girarse, vió como Isa desnudaba a Pilar y juntas rodaban por el suelo, besándose y montando un tortibollo de cuidado.

-”Javi, Javi, porfa, que la conozco, sé lo que quiere y no quiero que pare, aaay, dioss. Trae el juguete que hay encima de aquella cama, anda, enróllate, cariño…”

Se acercó donde le decían y vió lo que era: un pene de látex, o plástico o así. Y -lo más curioso- acoplado a un arnés con correas y del que salía una pequeña protuberancia suave, al parecer para rozar en el clítoris a la parte activa y portadora del juguetito.

Les llevó aquello, manteniéndolo a distancia como si mordiera. Isa se giró, lo miró con unos ojos aún más verdes y brillantes que los suyos -ya había “saltado” dos veces ¿sería por eso?-  y le arrebató el arnés con energía.

Y  pensaba el atarse un trapito al pene -siempre erecto- y hacer un chistecillo, al estilo de: “Eeh, que este no se ha rendido aún…” pero, ay, en ese momento creyó oír una sirena policial, advirtiendo de paso que, en casa de Isa, también se había ido la luz…

 


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