Revista Diario

Al fin y al cabo

Publicado el 06 diciembre 2014 por Licomanuel

AL FIN Y AL CABO
   En primer lugar, me gustaría parafrasear a Xavi Hernández cuando dijo aquello de que presión era la que podía estar viviendo una persona que no tenía un trabajo y tenía que darle de comer a su familia, que ellos (los futbolistas) no tenian presión. Un poco de sentido común nunca viene mal.   En efecto, en mi opinión, el futbol es la primera de las cosas no importantes, como me dijo Rafa una vez y no conviene hacer que pierda ese papel, aunque en nuestra sociedad actual ocupe el lugar de un negocio (ya no es un deporte) completamente superfluo, es decir, la correspondencia entre la importancia que ha adquirido y en lo que consiste está completamente desfasada. Desde un punto de vista analítico, no deja de ser un juego, inventado por los ingleses (desgajándose del rugby) en el que 22 personas (millonarias) intentan, utilizando cualquier parte del cuerpo menos las manos, introducir un balón en la porteria contraria. Todo lo que ha venido después, las tácticas, los jugadores, los entrenadores, los estadios, etc, son manifestaciones y variaciones del mismo juego a lo largo de los años, es pues, la historia lo que a la larga ha hecho seguido a este deporte y la historia la hacen y la escriben personas, algo que, al igual que con otras manifestaciones de la vida, ha pasado a un segundo plano. Nos concentramos actualmente en el fenómeno de masas, multitudes, hordas, ejércitos de aficionados que acuden a ver a su equipo en un horario completamente deslocalizado, que en ocasiones va en su propio detrimento por el mero hecho de ser de esta forma más rentable para los clubes. Ahora la audiencia de allí es, en la mayoría de las ocasiones, más importante que la de aquí. Al fin y al cabo, tonterías.
     Mención aparte merece otro de los asuntos en los que la forma de organización y las costumbres humanas se ponen de relieve en el futbol: el reparto de los derechos televisivos. Contrariamente a lo que se supondría como una táctica inteligente para intentar preservar la limpieza del deporte, el dinero que proviene de las televisiones y que se entrega a los clubes de futbol como pago por los derechos de emisión, no se reparte equitativamente, como cabría esperar, si se pretende tener una liga lo más igualada posible, una liga en la que cualquier equipo podría ganar el título. Antes bien, los dos gigantes (en presupuesto) de la liga se llevan siempre la tajada más grande y lo que sobra le corresponde a los demás. En este sentido, el fútbol también sufre un paralelismo con otras facetas de esta vida, o en general, casi todas ellas. A este medio de ingreso hay que sumar también la publicidad y el merchandising generado, en gran parte, por culpa de los jugadores que conforman la plantilla. Las toneladas de camisetas que se venden, los abonos que se compran, las bufandas, las equipaciones, los relojes, el neceser, etc, etc. En resumen, todo lo que se pueda vender que lleve el correspondiente escudo y que nos haga sentir orgullosos de llevarlo. Al fin y al cabo, intrascendente.
     Por todo esto explicado anteriormente, no es de extrañar que el balón de oro (el trofeo con el baremo más extraño conocido) esté año tras año disputado por los dos mismos jugadores: Cristiano Ronaldo y Lionel (Andrés) Messi. Parece que según la organización sólo uno de estos dos jugadores pudiera ganarlo, incluso aunque el resto de los mortales se proclame campeón del mundo (ej. Kroos, Muller, Neuer, etc) o campeón de Europa (Iniesta, Xavi Hernández, Xabi Alonso, Iker Casillas, etc) o incluso campeón de la Liga de Campeones (Robben, Ribery, etc). El problema implícito es que otorgando el trofeo a los dos futbolistas mencionados anteriormente (Cristiano y Messi) en oposición a los de escuadras campeonas (donde prima más el trabajo común) el mensaje transmitido podría ser del tipo "es más importante tener buena prensa y un buen marketing detrás que jugar bien y con sentido de equipo", en definitiva, el problema, en mi opinión es la estrategia sempiterna que rodea a este tipo de galardones: la de encumbrar a la estrella. Pues bien, como aficionado al futbol voy a dar mi opinión al respecto: al igual que ocurrió con España, Alemania tampoco se llevará ningún balón de oro este año y Platini se dará con un palmo de narices, además de acumular una denuncia más (del Real Madrid) por dar su opinión, como la mía, más o menos compartida. Al fin y al cabo, burocracia.
     Habiendo ido de lo general a lo particular en este asunto, quiero añadir que, desgraciadamente, aunque alguien les leyese este escrito (o el de una enciclopedia de futbol) o les expusiese su propia visión del futbol, pormenorizada y mejor explicada (casi seguro) a los hijos del difunto Francisco Jose Romero Taboada, éstos seguirían sin entender por qué a dia de hoy no tienen padre siendo el futbol, como dije al principio, al fin y al cabo algo sin importancia.
     FIN    
       

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