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¡Alerta, TSUNAMI!

Publicado el 18 enero 2013 por Jesus Andría González @creaactividad
¡Alerta, TSUNAMI!Hace un par de noches, repasando la actualidad del día en el programa La Noche del canal 24 horas de RTVE, tuve la oportunidad de escuchar a Fernando Moreno, consultor internacional y entrenador de emprendedores, que estaba siendo entrevistado por Ana Ibánez (pincha aquí para ver la entrevista al completo). Para este experto en economía, lo que estamos viviendo en la actualidad, más que una crisis, es un cambio de modelo productivo al que podemos hacer frente cimentando una verdadera cultura emprendedora. Moreno entiende a los/as emprendedores/as no como a aquellas personas que empujados/as por la necesidad y la dificultad de obtener un empleo por cuenta ajena se sumergen en el autoempleo, sino a aquellos/as otros/as que fruto de su intuición, de su capacidad de ver oportunidades donde otros ven riesgos, de su capacidad visionaria, son capaces de llevar al éxito un proyecto empresarial. Además, aportó una reflexión interesante: por regla general, cuanto más formación académica reciben las personas, menos desarrollan este tipo de espíritu emprendedor, algo que achacó al hecho (consabido) de que los sistemas educativos tradicionales fomentan más el desarrollo del lado izquierdo del cerebro, el lógico-racional, que el derecho, en el que residen habilidades como la intuición y la creatividad, esenciales para todo/a emprendedor/a. Moreno predijo que en poco tiempo -sino está sucediendo ya- ocurrirá algo parecido a un tsunami en los mercados de trabajo de los países del primer mundo que se llevará por delante a centenares de millones de trabajadores/as que hoy ocupan empleos denominados de "cuello blanco", o sea aquellos/as que realizan tareas rutinarias y burocráticas relativamente fáciles de automatizar; por otro lado, algo que a mi juicio es con lo que 'sueñan' en tiempos de crisis (aunque no lo declaren) los Estados para adelgazar su gasto en empleo público y el sector servicios para ser más competitivo. 
Para reforzar su argumento, Moreno hizo mención a las ideas planteadas por Daniel Pink, quien en 2006, en su libro 'A Whole New Mind' (que traducido viene a ser 'Una mente completamente nueva'), plantea que el propósito de los negocios y, por tanto, de las carreras profesionales está cambiando bajo la presión incesante que ejercen la inteligencia artificial -que busca la automatización de las tareas rutinarias- y la deslocalización de los puestos de trabajo hacia continentes como Asia donde abunda la mano de obra de bajo coste, lo que será (y está empezando a ser) el causante de este tsunami del que nos hablaba Fernando Moreno.

En la línea de lo descrito por Pink, aportó un remedio para salvarse de la catastrofe (poder agarrarse a un árbol y soportar sin ser arrastrado y morir ahogado). Dar un giro profesional hacia los denominados 'right-brain jobs', es decir, los trabajos que requieran exigirle capacidades a nuestro lado derecho del cerebro, haciendo enfasis en habilidades como la empatía, el diseño y la creatividad. En definitiva, especializarse en todo aquello que no tenga un carácter operativo, rutinario o diagnóstico que permita que una máquina o un trabajador poco cualificado de un país en vías de desarrollo pueda hacer mejor que nosotros/as.Pero, tal y como apuntaba Fernando Moreno, este giro en las competencias profesionales de los hombres y mujeres del mañana tiene que venir cimentado por un giro radical en las políticas y en los sistemas educativos, actualmente anacrónicos, anclados en la modernidad en lugar de estarlo en la postmodernidad, en los que se fomenta el pensamiento convergente y aún se enseñan los datos y la información y no los mapas, los cógidos y los esquemas necesarios para que los/as trabajadores/as del futuro puedan orientarse en el complejo territorio de la sociedad de la información y el conocimiento. Un conocimiento multidisciplinar, en el que se prioricen los contenidos procedimentales (saber hacer) y los actitudinales (saber ser) frente a los conceptuales (simplemente saber). Una educación en la que dejen de enseñarse a nuestros/as hijos e hijas a realizar tareas operacionales o rutinarias, ni siquiera diagnósticas y evaluativas, sino a disponer de un pensamiento aplicado, crítico, creativo e innovador. Que les capacite a realizar unas tareas que por sus altas dosis investigativas y creativas no puedan realizarlas las máquinas, tal y como plantea Kurt Ammon, experto en inteligencia artificial, para el que 'el cebrero humano es la única máquina creativa que existe'.

Pero mucho me temo que si bien en España ese tsunami ya se está cobrando muchos miles de puestos de trabajo, nuestros gobernantes están enfrascados en la enésima "reforma" educativa de la democracia, que lejos de pretender ese giro tan necesario para la formación y educación de las futuras genraciones, lo que busca es desmantelar todo aquello que los antecesores pusieron en marcha (aunque pudiera ser beneficioso) e imponer su propio ideario. ¡A ver a quien le echamos las culpas cuando a todos/as nos arrastre irremediablemente el tsunami!

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