Revista Literatura

Amor, apego y desesperación

Publicado el 11 febrero 2017 por Lachicadelte
El otro día leí una entrada muy interesante sobre el sentimiento de apego relacionado con el amor. Resulta que hoy por hoy el apego se considera algo negativo, porque mal entendido lleva a desarrollar relaciones dependientes y a la frustración. La autora introduce un concepto que me parece brillante, el de la gente desnatada, con 0% apego (¡me quito el sombrero!), que busca, ni más ni menos que deshacerse de este sentimiento para no sufrir. 
Amor, apego y desesperaciónHace muy poquito tiempo yo estaba en una situación emocional bastante comprometida, por decirlo de alguna manera. Supongo que fue fruto de una frustración previa que ya acarreaba, pero el caso es que me empezó a gustar otra persona (como ya comenté aquí) y estuve bastante desesperada por varios motivos, entre ellos, porque no veía la manera de llegar a él (muy probablemente una barrera autoimpuesta). La frustración que me generaba pensar que yo no le gustaba y que no había nada que hacer, era intensa y me devastaba por dentro. Durante varias semanas ese sentimiento estuvo en la base de mis pensamientos, a veces un poco más atenuado, pero siempre presente. 
En esa desesperación me dedicaba a buscar cosas que me hicieran sentir mejor en sitios poco recomendables: foros, vídeos, webs "para mujeres"... Allí donde habitan consejos horribles que fundamentalmente desempoderan al género femenino (bueno, y a cualquiera). Bien es verdad que cuando se trata de internet, uno encuentra lo que quiere encontrar y no lo que necesita, no es la bola de cristal. Hiciera la pregunta que hiciera siempre acababa en listas del tipo "10 Consejos para seducir a un hombre", "Cómo hacerle saber que existes", "7 Trucos infalibles para que se fije en ti", y un largo etcétera que casi prefiero no recordar. Pero el culmen de esa triste búsqueda llegó cuando un día llegué a un canal de Youtube en el que un hombre se dedica, entre otras cosas, a dar consejos a mujeres que le mandan misivas desesperadas sobre sus relaciones. Concretamente, tiene una serie llamada Penas de amor, en la que las suscriptoras le envían sus historias, él las lee y al final del vídeo las comenta y les da consejos... en fin. Su más sincera intención es la de ayudar, pero a poco que visualicéis algún vídeo de estos os daréis cuenta de que en ellos hay muchos tópicos machistas que no cambian el paradigma y no hacen sino realimentar modelos negativos. El caso es que después de ver dos o tres vídeos de este estilo me empezó a entrar muchísima angustia, porque había historias desgarradoras, en las que se mezclaba la frustración en el matrimonio con el descubrimiento de un nuevo amor, relaciones disbalanceadas en la que el hombre solía estar en posición de poder, amores perdidos sin saber por qué, mujeres desesperadas por atraer de nuevo a su hombre y todo tipo de relaciones abusivas emocionalmente. Me dije "¿Esto es lo que me espera? ¿Es lo que quiero para mi vida: estar pendiente de los devenires de otra persona, darle un cetro de poder sobre mis emociones?" Lo vi muy chungo.
Amor, apego y desesperación
No hay mal que por bien no venga, porque al día siguiente cuando me levanté sentí que me había quitado un peso de encima, así, de repente. Ya no tenía ese agobio ni esa desesperación por saber si le gustaba o no a ese chico: si tenía que ser, sería, y si no, no era para mi. Fue como si esos vídeos me hubieran quitado todas las tonterías de una bofetada virtual
Poco a poco te va llegando todo lo que necesitas, si lo permites. Prueba de ello es que llegué a esa entrada que comentaba sobre el apego. Hablando con la autora en los comentarios, me comentó que para disfrutar de las personas es importante no hacerlas imprescindibles, sino compañeras de camino, sin crear dependencias ni uniones basadas en la atadura. ¡Qué difícil me parece! Sobre todo porque nadie nos educa en ello: vivimos en un entorno absurdo en el que no queremos sentir apego, pero no se nos enseña a querer sin poseer. Como bien apunta en otra de sus entradas, el amor es una asignatura pendiente, porque se presupone que la enseñanza en esta materia nos la da la vida y debemos aprender sobre la marcha. Más bien lo que hacemos es lastimarnos y lastimar a los demás sobre la marcha.
Me doy cuenta de que este es un tema muy usual en mi blog; hace tiempo escribí una entrada sobre los pasos que hay que dar antes de embarcarse en cualquier relación sentimental, y otra un poco más reciente en la que hablaba de lo difícil que es aplicar esa teoría al plano práctico, pero lo necesario que es si no queremos que cualquier vaivén externo nos tumbe y nos determine la vida, y por consiguiente, nuestra felicidad.
Poco a poco voy detectando errores que he cometido (y que probablemente siga cometiendo), pero el hecho de saber que primero debemos contar con nosotros mismos  para después entregarnos a los demás es una idea que me empodera, pero en la que que debo seguir trabajando (y sospecho que no soy la única que tiene que hacerlo). No podemos pretender poseer a los demás; el amor va mucho más allá de todo eso. Ya lo dice la canción de Sting: If you love somebody, set them free (Si amas a alguien, déjalo ser libre). Es una verdad como un templo. Es la forma más sana de amar, tanto para nosotros mismos como para la otra persona. Además, me he dado cuenta de que en el momento que dejas de intentar amarrar y aprisionar lo que tanto ansías por miedo a que no sea posible o a que se vaya, todo se vuelve mucho más fácil, ya que dejas de depender de lo externo para sentirte bien... es una liberación. Y eso no es desapego, es amor sin cadenas.
¡Nos vemos en el próximo té!


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