Revista Literatura

Amor frágil.Capítulo 19

Publicado el 28 noviembre 2016 por Daniela
Amor frágil.Capítulo 19Capítulo 19La semana pasó rápido y ese mismo día,un sábado precioso de primavera, uniría su vida para siempre con Adrian.La ceremonia legal había sido el día anterior y también fue muy emocionante pero la iglesia era realmente un sueño hecho realidad.Evelyn miraba a su alrededor y sentía felicidad en cada poro de su piel.Miró el reloj y faltaba pocas horas,las cuales alcanzarían para dar los toques finales. Faltaban unas pocas horas que a Evelyn le resultaron eternas.Milagros entró en su habitación sonriendo y la llevo a otra habitación para que la maquillen y peinen.Una hora después estaba lista y bajaba las escaleras para tomar la mano de Juan Linares quien la entregaría en el altar.Milagros no había estado de acuerdo pero Adrian logró imponerse. La boda se desarollaba según los meticulosos planes de los padres de Adrian y Milagros.Se dirigieron nuevamente a la estancia para dar las últimos detalles de la ceremonia religiosa en la capilla que Milagros construyo en memoria de su madre. Todos lloraron y los padrinos se soportaron estoicamente.Evelyn no dejaba de sorprenderse por la cantidad de personal de seguridad que había en la casa y no le paso desapercibido el hecho de que Alejo estaba siendo custodiado. La tarde pareció caer y la fiesta dio comienzo. Todos bailaban y reían, increíblemente su amiga logró traer a muchos amigos hechos durante los cinco años anteriores por lo cual casi no alcanzó la noche para ponerse al día.—¿Feliz? —preguntó Adrian mientras bailaba con su flamante esposa.—Muy feliz esto parece un sueño.—Te mereces la mejor boda del mundo —dijo besando tiernamente su nariz.—Gracias por todo.—Te amo y no tienes que darme las gracias muy por el contrario soy yo el que agradece tú generosidad.Otra mujer me habría mandado al infierno.—Recuerda que no sólo puedo pensar en mi.Alejo necesita un padre y hasta ahora eres el mejor del mundo —dijo acurrucándose en su pecho.—Por ahora me conformo con eso.—Sufrirás un poquito más —dijo con tono misterioso.Ambos rieron y fueron separados mientras ella bailaba con Adriel y Adrian con Milagros.—Felicidades Evelyn —dijo Adriel en tono serio.—Gracias —dijo ella sin saber muy bien cómo dirigirse al hombre por el cual sufrió mucho.—No hemos tenido oportunidad de hablar pero quiero saber si tú me odias tanto como Milagros.Adrian me dijo que dejaste de lado la venganza para formar una familia con él.—Así es Adriel.Para mí el pasado quedo atrás.—Milagros no piensa lo mismo y admito que tiene razones para estar molesta con mí padre pero creí que ya había quedado claro que yo no les cerré las puertas cuando buscaban trabajo.—Milagros no ha querido hablar sobre eso.—Ella me preocupa —dijo él pensativo mientras la miraba bailar con su amigo.—Adriel, ella era una niña inocente y de pronto se vio devorada por un infierno que ni Lujan ni yo conocemos ya que ella nunca habla de eso.—¿Tenía un matrimonio feliz? Adrian me dijo que se caso para salvar a Alejo.—Ante nosotros parecían normales hasta el día que él tuvo el accidente.—¿Qué pasó? —No lo sé .Cuando llegamos a la casa Milagros tenía un golpe en la mejilla y como sabes él tuvo el accidente y murió.—Entiendo su odio pero eso no justifica sus acciones.—¿Qué hizo ahora? —preguntó alarmada.—No voy a arruinar la boda de mi mejor amigo por culpa de Milagros y tú debes cuidarte por Adriel junior.—¿Qué? —dijo ella riendo.Milagros miraba a su amiga bailar con Adriel y una rabia inmensa la colmó.—¿Celosa? No te preocupes ya va a llegar el turno en que los padrinos bailan.—Sobre mi cadáver —dijo ella riendo.—Hoy tienes un aura de paz y felicidad.Pareces una pequeña hada.—Mmm supongo que la ceremonia en la capilla me emociono un poco  pero recuerda que las hadas también son malas ¿Sabes algo de Isabel y Melisa?.—Hasta ahora nada pero tú si sabes algo.Me lo dices ya.—No, además no quiero preocupar a Evelyn.—¿Qué diablos hiciste? —Nada si soy un ángel.Tú ve con Evelyn y disfruta.Milagros se escapaba riendo pero una mano en su  brazo se lo impidió.—Adriel…―Te daré un mes para que arregles todo lo que hiciste ―amenazó Adriel.―Así que ya sabes todo ¿Cómo se siente? ―preguntó ella provocándolo.―Mal pero sé que tú te sentirás peor.―Yo no hice nada ―dijo haciendo un mohín con su boca.Adriel cerró los ojos tratando de controlarse.―Basta Milagros.Vamos a terminar mal, muy mal o peor que eso.Juan no se merece lo que estás haciendo y yo tampoco ¿Acaso te olvidaste del pasado? Yo te cuidaba Milagros.―Vaya manera de cuidarme tuviste.Todo lo que pasó después en mi vida fue tú culpa y jamás podre perdonarte ¿Por qué lo haría?―Porque estabas y estás enamorada de mí ―declaró él sin dudar.―¿Y crees que eso va a salvarte? No Adriel, suponiendo que es cierto… quizás sólo quiera saber cómo sería estar contigo y luego desecharte ―dijo ella acariciando su cabello.―Es suficiente Milagros ―dijo él cerrando los ojos ante el placer de sus caricias.―Si ya es suficiente ―dijo ella sonriendo misteriosamente sin dejar de jugar con su cabello.Evelyn y Adrian miraban a la pareja hablar sin poder creer la sonrisa de Milagros.―Pobre Adriel ―dijo riendo Adrian.Evelyn lo miró y fue imposible no preocuparse por ellos.Se merecían ser felices pero estaba segura de que tenían un camino largo por delante.Adrian la besó y todos sus problemas parecieron esfumarse.La noche era un verdadera fiesta.Juan Linares apareció para saludarlos y entregarles su regalo.―Siempre te he considerado un hijo ―dijo abrazando a Adrian―.Gracias por estar siempre con Adriel y ser mi asesor en la empresa hijo.―Gracias ―dijo recibiendo un sobre ―.Juan esto es demasiado.―Nada es demasiado para ustedes.Un mes en la Toscana no sólo es romántico sino necesario para alejarse de aquí.Sé que eres una buena mujer ―dijo mirando a Evelyn.―Gracias.La boda continúo como cualquier otra y en medio de tanta emoción ella sintió un escalofrio.―Te amo ―susurró una vez a solas Adrian antes de hacerle el amor a su esposa.Ella lo miró con lágrimas en los ojos que no pudo evitar.Estaba donde siempre había querido estar.En brazos del hombre que amaba admitió para si misma.

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