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Anticiparse al Alzheimer (2da parte)

Publicado el 30 enero 2011 por Seo Bloguero
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En caso de tener éxito, la IPA serviría como modelo para generalizar los ensayos clínicos de prevención del Alzheimer basados en biomarcadores. Demostrar que un medicamento evita un trastorno resulta mucho más largo y costoso que determinar su eficacia en un paciente que ya presenta los síntomas. Según María Carrillo, directora principal para las relaciones médicas y científica de la Asociación estadounidense contra la enfermedad de Alzheimer, "una compañia framacéutica no va a invertir en un ensayo clínico de prevención, de mayor duración, con un fármaco que no se ha comprobado y que puede no funcionar".
Con un conjunto de biomarcadores conocidos, una compañia farmacéutica podría analizar si un fármaco produce cambios en los niveles de amiloide u otro tipo de biomarcador, del mismo modo en que los médicos analizan los niveles de colesterol para determinar si una estatina está ayudando a prevenir una enfermedad coronaria. Eric M. Reiman, director ejecutivo del Instituto Banner para el estudio de la enfermedad de Alzheimer, en Phoenix, quien, junto con Pierre N. Tariot, puso en marcha la IPA, afirma: "Necesitamos dar un impulso a los tratamientos presintomáticos. En caso contrario, podríamos perder toda una generación".
Los ensayos de prevención siguen planteando numerosos obstáculos: en los pacientes que aún no presentan síntomas, resulta difícil valorar los posibles beneficios del tratamiento frente a los inevitables efectos secundarios de los medicamentos. Además, nadie puede predecir si un fármaco que ha demostrado ser útil en el Alzheimer de inicio precoz también funcionará en pacientes sin la mutación génica que da lugar a esa variante del trastorno. Pero la urgencia por descubrir nuevos tratamientos y el aliciente que supone descubrir un fármaco que genere miles de millones de dólares ha dado impulso a las estrategias de prevención. En una reunión de la IPA celebradad en enero pasado, diecinueve compañías farmacéuticas y biotecnológicas debatieron la posibilidad de formar un consorcio no competitivo donde las instituciones académicas y la industria colaborasen en los estudios clínicos y compartiesen los resultados.
Ya existen algunos tratamientos contra el Alzheimer, pero apenas logran demorar su avance. Una terapia que verdaderamente modificase la enfermedad satisfaría la abrumadora demanda de los pacientes. Los estadísticos predicen que, a mitad de siglo, la prevalencia global del trastorno se cuadruplicará y afectará a 107 millones de personas. Un tratamiento que retrase el inicio de la patología, aunque sea sólo cinco años, reduciría a la mitad el número de fallecimientos a causa de la enfermedad.
Alteraciones en el Cerebro
Hace sólo cinco años, un ensayo clínico para la prevención de la enfermedad de Alzheimer basado en biomarcadores se hubiese desestimado por fantasioso. Pero en la actualidad ese tipo de estudios está rindiendo sus frutos. La obtención de imágenes y otras técnicas, tan extendidas hoy por todo el mundo, permiten analizar los biomarcadores y conocer el proceso patológico subyacente. En los Estados Unidos, desde 2004, la Iniciativa para la neuroimagen de la enfermedad de Alzheimer (INEA), una colaboración entre compañías farmacéuticas, instituciones académicas y el Instituto Nacional de Salud, ha venido desarrollando métodos para evaluar mejor la eficacia de los medicamentos ensayados en enfermos de Alzheimer, un objetivo que poco después se ha ampliado para investigar qué le sucede a los afectados antes de confirmar el diagnóstico.
Una interesante publicación sobre los avances en este campo apareció el 21 de enero pasado. Clifford R. Jack, director del grupo de la INEA que estudiaba biomarcadores detectables mediante resonancia magnética (RM), describió un modelo sobre el progreso de la enfermedad y lo asoció a marcadores que permitirían analizar la evolución de la patología. Jack presentó en línea su trabajo, ante una audiencia de más de 100 personas, durante un seminario realizado por Internet en la página web del Alzforum, con la participación de numerosos investigadores destacados en el campo. Alzforum constituye un lugar de encuentro para el intercambio de ideas, un depósito de artículos científicos y quizá la colección más completa existente de artículos periodísticos sobre la investigación del Alzheimer.
En el seminario, Jack señaló que las mediciones de biomarcadores han demostrado que el proceso degenerativo comienza años antes de la aparición de los síntomas que permiten formular un diagnóstico. Durante ese período (de entre 5 y 20 años), un tipo concreto de péptido amiloide empieza a formar agregados en el exterior de las células del cerebro y daña las sinapsis, los puntos de contacto entre neuronas. Un trazador radioactivo, como el compuesto B de Pittsburgh (BP), se une al amiloide en el cerebro de un paciente y, posteriormente, se obtienen imágenes mediante tomografía de emisión de positrones (TEP). Mediante esta técnica de obtención de imágenes (TEP-BP) se ha demostrado que el proceso de agregación empieza a estabilizarse antes de que surjan los síntomas definitivos.
Más tarde, aunque también antes de emitirse el diagnóstico, las proteínas tau, que normalmente ofrecen un soporte estructural a las neuronas, se desprenden del citoesqueleto interno de las células y forman ovillos fibrosos que provocan el caos en el interior de las células. La acumulación de la proteína tau se puede detectar mediante un análisis del líquido cefalorraquídeo. El análisis también permite identificar una disminución de los niveles de beta-amiloide en el líquido, a medida que los péptidos van desapareciendo del mismo para acumularse en el cerebro. La observación simultánea de una disminución de los niveles de beta-amiloide y un aumento de tau en el líquido cefalorraquídeo indican claramente el avance de la enfermedad.
Entre uno y cuatro años antes de diagnosticarse la enfermedad de Alzheimer a una persona, se inicia una fase de deterioro cognitivo leve. Se caracteriza por síntomas que van desde los lapsus en la memoria hasta una dificultad en la toma de decisiones. El deterioro puede aparecer por causas distintas al Alzheimer, pero en aquellos que sufrirán la demencia de Alzheimer la perdida cognitiva se debe a la muerte o lesión de las neuronas de determinadas regiones del cerebro, una destrucción que se va acelerando con el tiempo (Si los problemas de memoria constituyen el síntoma principal, el paciente, con frecuencia, termina padeciendo Alzheimer). Esta etapa se puede identificar mediante RM volumétrica, una técnica de obtención de imágenes que mide la disminución de volumen cerebral según las neuronas van pereciendo. La cascada de sucesos, incluida la acumulación inicial de amiloide, desbarata el metabolismo celular. Esa alteración se puede detectar mediante la TEP con fluorodesoxiglucosa (TEP-FDG), una variante de la TEP que permite evaluar el estado metabolico de las neuronas.
(Continuará en breve)
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