Revista Literatura

Arizona

Publicado el 15 noviembre 2011 por Claclaclap @claclaclap
   La carretera se extiende allá hasta donde las paralelas se encuentran, surcando las Grandes Llanuras de Norte a Sur. El vasto paraje de tierra arcillosa es cuna desierta en un horno de primavera. Bajo el cielo despejado el viejo Ford mira la carretera como con ansias de arrasarla. Apoyado sobre el trasto, con actitud chulesca, me miras. Y medio sonríes. Me acerco y sin apartar las miradas me tomas con tus manos. Frente a frente, recuerdo al hundirme en tus pupilas de vino y me duele pensar que haya un solo momento que no pueda contemplarlas. Al pasar mis dedos por la comisura de tus labios me acuerdo que si duermo cada noche es solamente por la esperanza de encontrarte en mi sueño.
Tus ojos, más dulces que una noche de verano, me piden en el clamor más bello que nunca te deje marchar. Me agarras con firmeza atrapándome en tus brazos, y me oprimes contra tu pecho teniéndome por la última vez, en un grito mudo suplicando abrazarme de por vida.
Se hunde tu mano agrietada en mi pelo, donde caen y se pierden tus lágrimas. Tu piel y tus caricias me dicen lo que tus labios silencian, y tus ojos arrepentidos no creen merecer el amor de los míos. Aquellas veces que hemos llorado en la soledad de nuestras palabras, convalecientes de un amor insano, quedan tan lejos como el mar.
Más que intuir tenemos por seguro que una vez entremos al coche nada será lo mismo. Tomarás el volante y apoyando el brazo en el marco de la ventana vigilarás al horizonte a través del polvo del cristal. Entretanto yo te observaré en el reflejo de mi ventana cuando creas que estoy dormida, en un esfuerzo inútil de pensarte como un desconocido, como con ojos nuevos que ven por vez primera. Pero sólo el reflejo de la mañana en la vuelta de cada uno de tus rizos peinados por el viento es suficiente para devolverme en un instante junto a ti.
Somos dos almas vagabundas en el laberinto estelar, unidos en uno solo, te dedico el último viaje, el último baile. El tiempo circula por otra carretera, conducimos en dirección contraria al mundo. Los paisajes se suceden como escenarios remotos, en continuo cambio como en obras inacabadas, mientras los ojos se entornan y cierran una vez rindiéndose al sueño. Nuestro guía el sol, su relevo la luna, este será nuestro último viaje,
Arizona
nuestro último baile juntos.

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