Revista Diario

Bañar los platos

Publicado el 20 abril 2010 por Mamaenalemania

Bañar los platos

Como ya comenté en otro post, aquí en Alemania no son muy partidarios de bañar a los niños. A los que sí que bañan, sin embargo, es a los platos.


Sí sí, la primera vez que vi bañar un plato (y no en oro precisamente) también me quedé extrañada: Llenan el fregadero con agua, sumergen los platos sucios, les dan así un poco con estropajo y jabón, los vuelven a sumergir en la misma agua, los sacan, los sacuden un poco y los ponen ahí a secar. Igualito lo hacen con las cazuelas, fuentes, cubiertos…etc. Con la misma agua. Vamos que, a partir del 3º o 4º artilugio a bañar, el agua ya ha adquirido un colorcillo impreciso entre el gris rata y el marrón oscuro, con tropezones diversos e islitas de espuma dispersas. No hace falta decir que se necesita práctica y destreza para sacar el plato lo suficientemente rápido y que no se le quede nada pegado. Y esto lo que los alemanes consideran fregar los platos.


Mi marido (que ya ha pasado por el lavado de cerebro en este y otros muchos aspectos) dice que es para ahorrar agua. Vale. De acuerdo. Hay que ahorrar agua, claro que sí… pero supongo que se podrá hacer de una manera más… higiénica? Inteligente? Digo yo que para dejar los platos igual de sucios, pues directamente no los laves y así te ahorras incluso los 3 o 4 litros que deben de caber en el fregadero, no? O si lo que quieres es no despilfarrar agua pero tener los platos limpios al mismo tiempo, vas abriendo y cerrando el grifo según lo vayas necesitando (como hacemos nosotros).


El caso es que en Alemania bañan a sus platos. Para ahorrar agua. ¿Por cuestiones medioambientales? No. ¿Por qué el agua es cara? Tampoco. ¿Porque son tacaños (o austeros, si preferís)? Bingo.


Los alemanes son bastante tacaños. El hotel es siempre el último recurso (o sea, que si viene la familia lejana a conocer al recién nacido (y a la recién parida, recién recién de hace una semana), se meterán en tu casa, ocuparán tu sofá y, si son muchos, son capaces de traerse sacos de dormir e instalarse en el suelo de tu salón), las vacaciones en camping (te estabas frotando las manos pensando en tu luna de miel en un hotelazo en Bali o Canarias a cuerpo de reina? Pues vendrá con el mapa de campings en la Ostsee (lluvia sí o sí) y un libro de recetas para el camping-gas), los muebles de construcción propia, por supuesto (olvídate de ir el sábado a Ikea a mirar una estantería para el salón, aparecerá tu marido con 10 tablas de madera y unos clavos y te hará una asimétrica, digo moderna, para toda la vida), la ropa en el mercadillo de segunda mano (no de tus primos o de algún amigo, no, los bodies para tu bebé del mercadillo y cuanto más antiguos mejor que es muy chic decir que llevas ropa original de la DDR, no te jo**), la cuna del bebé en e-bay, de las antiguas “porque duran toda la vida” (y tú, en vista del estado en el que está la cuna, piensas, si ya ha durado toda una vida, pero de otro, porque está que se cae)… etc.etc.etc.

Y no se trata de gente con pocos recursos, qué va! Ellos llevarán calzoncillos de Calvin Klein (toda la vida los mismos, claro, porque duran toda la vida), sí, pero los bodies del niño serán de la postguerra.

Foto: Rafael Tovar


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