Caminito de la Catedral

                     Hoy, como todos los días, y saliendo desde San Juan de Dios, nos encaminamos por la  calle Pelota hacia la plaza de la Catedral, donde  se alza majestuosa la Catedral de Cádiz, esa que con su cúpula dorada, y llegando por mar es lo primero que se divisa y donde los rayos del sol se proyecta en ella y da la sensación de que  le está guiñando al marinero, esa que como tardó en construirse 116 años, tiene una mezcla de  estilos que la hace singular, al igual que su fachada de piedra de dos tonos de color, es un lugar de obligada visita, en el que se encuentra el Museo Catedralicio, también en esta misma plaza se halla la iglesia de Santiago.
                        A esta plaza desemboca la calle San Juan, donde estaba situado el Salón Moderno, sitio donde había señoras con unos indescriptibles peinados que esperaban hacerle compañía a los tripulantes de los barcos que hacían escala en el muelle de la ciudad, y que tenían a bien ahogar su soledad allí, que solo querían beber algo  acompañados, sin importarle si eran guapas o feas. También desemboca a esta misma plaza la calle Magistral Cabrera, en su cruce con Obispo Urquinaona, donde nací, y donde vivían mis abuelos maternos, mis tíos, en la conocida Casa Juan Paje, sitio donde había numerosos "partiditos" que eran una especie de  psudos-apartamentos cutres, donde  familias vivían en dos "cuartitos" y donde la cocina de carbón era comunitaria, y por supuesto el WC. Recuerdo, con la perspectiva de un niño, que aunque al poco de nacer, a mis padres le dieron un piso del Ayuntamiento, al que nos mudamos, pero recuerdo esos enormes escalones desgastados por el centro debido, supongo, a la cantidad de personas que habrían subido y bajado por allí, ese olor que desprendía el romero y la alhucema al quemarse, que se pasaba por las habitaciones para mitigar el olor a humedad, a modo de ambientador, también a esos vecinos entrañables, que a pesar de la penuria, se ayudaban los unos a los otros, recuerdos.
                       Seguimos por la calle Compañía hasta llegar a la Plaza de las Flores, donde los olores de los puestos de flores se entremezclan con los que emanan del freidor, de reconocida categoría,  formando un bonito binomio entre colores y olores, y justamente detrás se distingue el edificio de Correos, antes de llegar la la plaza de abastos, recién remodelada, donde se echa en falta a personajes como Makarty, siempre cargado con la bandeja de café. En la misma esquina se encuentra el kiosko de El Melli, donde encontrará todos los cds, del carnaval que imaginarse pueda, y también toda clase de música, por supuesto, en la esquina de enfrente estaba la pajarería de Crespo, muy famosa que además tenía un loro que el "hijoputa" hablaba por los codos, y además  hay un dicho en Cádiz que para referirse a la ruina que tiene uno encima, que dice, "Tengo más trampas que Crespo", porque las vendía para cazar pájaros y es que este hombre vendía de todo. Al girar a la izquierda, por la calle Libertad, nos encontramos el puesto de churros de La Guapa, que, supongo que se llamaría así, por la belleza que tendría la dueña, este es un sitio de obligada visita tras una noche de fiesta, o los bares de reconocida categoría como El Cuco o El Merodio, Al final de la calle, girando a la derecha llegamos a la popular plaza de la Cruz Verde, donde pararemos por hoy, y desde donde saldremos en la próximo "paseito"  hacía el barrio de La Viña.
                                     
                                            Gracias por seguir ahí, mucha salud y mucha suerte.