Revista Talentos

Campeones de la hipocresía

Publicado el 20 julio 2013 por Perropuka

Campeones de la hipocresía

Evo y sus Bartolinas

Todavía se siente la resaca de todos los homenajes reivindicativos a la figura sacra de Evo el Austero. Decenas de programas televisivos le han dedicado sesudos análisis y épicas reseñas para resaltar su solitaria lucha contra el imperialismo y sus serviciales aliados europeos. Innumerables bombardeos de propaganda no parecen suficientes para calmar la herida espiritual del inexpugnable guerrero de la Pachamama, ni con los sahumerios y “limpias” de sus chamanes de cabecera. Ya los gobiernos involucrados en el impasse diplomático han ofrecido explicaciones y las disculpas del caso. Pero los ejércitos verdes (cocaleros) y amazonas azules (bartolinas) de Su Majestad, quieren sangre. Exigen la cabeza de quienes hayan osado ordenar el operativo contra el viajero celeste. Investigaciones hasta las últimas consecuencias. Caiga quien caiga. Esos funcionarios neocolonialistas deben ser sancionados ejemplarmente, clama cualquiera que sale a la palestra para cobrar notoriedad. 
Aun sin estar del todo claras las diferentes versiones que se manejan acerca del asunto en la terminal vienesa que, según Evo, él jamás permitió que su avión fuera revisado por agentes del gobierno austríaco para comprobar que el fugitivo Snowden se hallaba dentro. Haciendo honor a su investidura, dio su palabra y con eso bastó, señaló tajantemente. Cosa que dudamos, ya que los gobiernos extranjeros estarán bien enterados de que Evo también dio su palabra para no postularse a un tercer mandato consecutivo, y que tiempo después, se burló de tal promesa, disposiciones constitucionales incluidas. Al contrario, muchas publicaciones internacionales señalan o dan a entender que el gobierno austríaco, haciendo gala de una diplomacia sutil y efectiva, sí pudo certificar que en el avión no había ningún pasajero sospechoso. En cualquier caso, las trece horas que la aeronave se quedó varada en tierra, no fueron para admirar su cuadriculada banderita arcoíris  o efectuarle una limpieza al fuselaje, precisamente. 
Entretanto, continúan los análisis y planteamientos dentro del seno del gobierno para efectuar futuras represalias, que entre otras cosas, se está barajando la posibilidad de expulsar definitivamente a la embajada norteamericana (“no me va a temblar el pulso si se decide expulsar a la embajada”, afirmó Evo, días después del incidente), así como a las transnacionales europeas, sobre todo españolas, que operan en Bolivia, poniendo en grave riesgo la suerte de cerca de cuatrocientos mil compatriotas que radican en suelo estadounidense, más de trescientos mil que mandan remesas desde territorio español y casi cuarenta mil que viven en Italia. Tanta grande es la ira acumulada de S. E., que parece no tomar conciencia de que las remesas son la tercera fuente de ingresos para el país, después de las exportaciones de gas y minerales. Todo sea por reparar el ego herido del supremo. Más vale alimentar el orgullo del rey chiquito que alimentar el estómago de millones de bolivianos. Todo, en nombre de la dignidad y otras vainas ideológicas.
A dos semanas del constante alarido de indignación de los cortesanos de su majestad, que ha espantado incluso a las palomas de la plaza Murillo, se ha destapado un caso con implicancias muy parecidas. Resulta que en octubre de 2011, el avión del entonces ministro de Defensa brasileño, Celso Amorim, fue requisado abusivamente, sin considerar que tenía inmunidad diplomática, por agentes antinarcóticos en el aeropuerto de El Alto de La Paz. La cancillería brasileña, en su  momento mandó una nota de protesta por vía diplomática, sin pegar el grito al cielo, de tal manera que nunca nos enteramos, porque además nuestras autoridades decidieron ocultar el asunto, hasta estos días que empezaron a circular rumores entre la oposición y los medios de comunicación.
El gobierno nacional, en su infinita arrogancia, desmintió categóricamente la noticia, afirmando que nunca ordenó la revisión de ninguna aeronave, aduciendo que se trataba de “tomaduras de pelo” y recriminando a los periodistas que fueran más responsables y que se dedicaran a temas serios y al periodismo de investigación. Tamaña maniobra comunicacional que recuerda a la tácticas de una novela orwelliana, habrá colado en amplios sectores de la población como una verdad incuestionable. Sin embargo, al poco rato el ministerio de Defensa de Brasil derrumbó la versión oficial en un comunicado a través de su página web. Es más, las requisas a aviones brasileños fueron tres, en distintas ocasiones, tal como declaró el mismo Amorim al diario Folha de Sao Paulo. Los mentirosos quedaron al descubierto, comenzando por la ministra de Comunicación, que aún así parece muy convencida de su historieta, pues ninguna célula de su rostro ha sufrido alteración alguna. 
Finalmente, el presidente, en conferencia de prensa desde palacio de gobierno, salió con el cuento de que no sabía nada del asunto, que recién “se enteraba gracias a los medios de comunicación”. El “lamentable error” como calificaron, fue por excesivo celo del organismo antidrogas, unos agentes que actuaron por libre iniciativa- una vez más-, sobrepasando sus atribuciones, y en las cuales el gobierno no tuvo nada que ver, dieron a entender en un acto de hipocresía sin precedentes. "No es por instrucción del Presidente, ni del vicepresidente, ni del gabinete. Siento que algunos oficiales exageraron so pretexto de lucha contra el narcotráfico en no respetaraviones oficiales" se disculpó Evo. El incidente será investigado hasta determinar sanciones drásticas, afirmaron rotundamente. Sabemos lo que eso significa: unos subalternos que serán despedidos con ignominia, como ha venido sucediendo desde el principio. Culpa de otros “infiltrados”, no sería nada raro.

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