Caos, Chaos, Kaos, Hǔnluàn

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El sueño se me seca dentro de la boca y su falta, me mata por dentro lentamente. Hace tiempo que no duermo, porque no consigo hacer que mi interior esté tranquilo. Ni los rayos del sol, ni el amor, ni la coca-cola podrían hacerme ver el mundo de otra forma. Y es que ahora sí, ahora ya siento que todo se está viniendo abajo, que no va a volver mi vida de siempre, porque avanzo más rápido que mis pasos y mi mente va por delante de mis acciones.

Trato de huir del miedo de mí mismo, pero tropiezo y caigo sobre barro. Nadie se imagina que la presión de la tierra mojada sobre mi cara me asfixia, ahogando lentamente los últimos sonidos de mi garganta.

Ya nada importa.

El cielo se abre y mi imaginación despega y vuela hacia otros lugares. Llego a otros mundos en donde la luz no me ciega porque apenas existe y donde el calor casi no se siente porque el sol anda muy lejos.

Lejos, muy lejos. En el infinito.

Parece el punto más alejado del universo.

Casi no oigo las notas del teclado, ni la sonrisa de tu voz. No puedo ver la tristeza de tus ojos, el llanto de tus lágrimas. No puedo sentir el frescor de tus labios, ni el rubor de tu piel.

No quiero volver. Estoy lejos, en el infinito, muy lejos.

Ya nada es alcanzable, porque me desbordo a mí mismo viajando tanto, alcanzando la nada. Y es que nada surge de la nada «Ex nihilo nihil fit».

Nada y destrucción, vacío, CAOS.

Esa es la esencia de lo humano y de lo inhumano. De lo animado y lo inanimado. De ti, de mí, de ella, de mis pensamientos y mis sueños, de las rocas, de los árboles, del cielo, del agua, de las estrellas y los planetas, de las lunas y los soles. Es la esencia de nuestro mundo. De nuestro Universo.