Revista Literatura

Carrera sin fin

Publicado el 23 julio 2017 por Emiliomolinar @EmilioMolinaR
Carrera sin fin
Llevaba tiempo queriendo escribir sobre esto aunque siempre, por una cosa u otra, lo acababa dejando. Sin embargo, el hecho de tener que actualizar una serie de aplicaciones del móvil ha hecho que la reflexión aflore de nuevo y esta vez no la dejaré pasar porque es un tema que, a buen seguro, casi todos nos hemos parado a pensar en algún instante de nuestra vida pero muy pocos son los que de verdad se sientan a valorarlo como pienso que se debería hacer. Hoy yo quiero, al menos, intentarlo...
El tema en cuestión, las actualizaciones de software, no es más que la punta de un inmenso iceberg, el del propio mundo de la tecnología en general y de la informática en particular, en el que de un tiempo a esta parte todo se ha acelerado enormemente. El problema no es ya el mero hecho de estar al día sino de que el ser humano, sin apenas darse cuenta, se ve inmerso desde hace mucho tiempo en una, para mí, absurda carrera sin fin que a veces me pregunto si realmente nos llevará a alguna parte.
Porque años atrás los cambios llegaban poco a poco, de manera paulatina pero ahora todo se actualiza a velocidad de vértigo. Como ejemplo os diré que, solo en esta semana que hoy se acaba, he tenido que actualizar diversas aplicaciones de mi móvil hasta en tres ocasiones, y eso teniendo en cuenta que la mayoría son las que venían por defecto en el propio dispositivo. No quiero pues ni imaginar el ritmo que llevarán quienes tengan su móvil o tableta lleno de programas.
Recuerdo cómo empecé yo en esto. Mi primer sistema operativo fue Windows 95, aunque también usaba por entonces la que fuera la última versión de MS-DOS, la 6.22. Luego vinieron el 98, ese engendro del infierno que fue el Millenium, el 2000, el XP y finalmente, el 7 que es el que tengo ahora. Del Vista y del 8 en adelante no sé ni quiero saber nada por ahora porque lo cierto es que, desde hace mucho tiempo, me siento cansado de tanto cambio. De hecho, si no hubiera sido porque al cambiar de PC pasé de una arquitectura de 32 bits a una de 64 a estas alturas probablemente seguiría con el XP hasta que ya no funcionase nada. Y es que no recuerdo que, en aquellos primeros momentos, tuviera uno que estar actualizando todo cada dos por tres como ocurre en la actualidad...
Con los móviles sucede lo mismo, o incluso peor. Eso de usar el mismo trasto durante años es una "rara avis" en esta sociedad y, no obstante, ha sido una constante en mi vida puesto que el primer móvil lo tuve con apenas 17 años. Hoy me acerco a los 40 y contando el que utilizo en estos momentos, que tiene unos cuatro años, por mis manos solo han pasado cinco aparatos y el sexto espero que tarde mucho en llegar aunque haya comenzado a ver que este último se va quedando obsoleto ya que son muchas las versiones de Android que han salido desde que me lo compré (la mía es la 4.2 y creo que ya se va por la 7 o más). Otra prueba más de la ya mencionada aceleración.
Cacharros nuevos, programas nuevos y miles de actualizaciones para cada uno a ritmo a menudo frenético nos han sumido, como dije, en una carrera sin final. Es curioso que nos hayamos convertido en esclavos de una tecnología creada en principio para hacernos más libres, más autónomos y quién piense que está al margen, que nada de esto le afecta, que haga la prueba de desconectar de todo durante un tiempo. Estoy seguro de que a muchos les será imposible porque sentirán que no pueden detenerse, que necesitan seguir corriendo esta interminable maratón. Y no les culpo, pues el mundo moderno gira en torno a esto y dejar la carrera significa apearse de un tren que viaja cada vez más deprisa y que no espera a nadie. En mi caso, detenerme implicaría entre otras cosas perder el contacto continuo que mantengo con algunas personas, y es ello lo que me ata al uso de una tecnología más o menos actual y a sus constantes cambios.
Y es que no dejo de preguntarme si realmente dichos cambios son siempre necesarios. Sí, de acuerdo, muchos son por motivos de seguridad pero otros tantos no aportan apenas nada. ¿Hace falta pues de verdad dar por saco con tanta frecuencia? ¿No sería más sensato crear una buena base y mantenerla hasta que las necesidades REALES implicasen efectuar cambios en la misma o, dicho de otra forma, no sería más práctico ir a un ritmo más pausado en lugar de correr tanto, cambiando cosas a lo loco para luego tener que volver a actualizar para resolver los problemas que causaron los anteriores cambios?
No sé si es que me estaré haciendo mayor y por ello veo las cosas de otra forma pero lo cierto es que, a cada día que pasa, menos ganas tengo precisamente de estar al día con estas cosas. Por ahora seguiré en carrera pero no descarto que, más adelante, la situación pueda cambiar porque de todo se cansa uno. Más si ve, como mencioné antes, que a esta marcha no va a ninguna parte.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas