Revista Diario

Carta a un ♥ que no sabe, ni supo, leer.

Publicado el 01 noviembre 2019 por Evamric2012

CARTA A UN ♥  QUE NO SABE, NI SUPO, LEER.


Sufrir por amor puede que no sea hasta una crueldad te dije, y al rato, me mordí los labios...
Pero sufrir por amor es un destrozo al igual que morderse los labios...

Una infame y mediocre pérdida de tiempo.
Ayer que ya no es hoy, me hubiese atrevido a decírtelo sólo con un orfidal debajo de la lengua, pastilla precursora de la moneda que le espera a medio planeta aunque la mitad aún ni lo sepa, con la que hubo un día que le pagué a Caronte y si Hades quiere perderé la memoria...
No hay teléfono de la esperanza que valga... y tal vez y ni siquiera exista la palabra precisa, ni la sonrisa perfecta.

Nunca te preguntaste lo que podía ser mi vida diaria. Me soñaste incluso mal. Probablemente por estar demasiado centrado en la forma y la manera que la relación pudiese encaminarse. Se te olvidó incluso que tenía una mirada y una voz.
Sabías que te mandaría una señal. Lo sé porque hace siglos que ya no recurro a las palabras sino al instinto primerizo.
Palabras y más palabras escritas y frente a frente siempre ese silencio ensordecedor.
Te dije todo menos lo esencial, lo que viniste a oír.

(...) Suena el móvil, el lado opuesto de las ondas.
Me decido a tomar el hilo de un joven deseo recién nacido.
Cuando la luminosidad vuelva a iluminar la realidad, ya estaré todavía más al sur.

Ese " te deseo " que nuestros pensamientos dejan imprudentes a lo largo de nuestras bocas, bajo nuestras miradas, nunca supimos pronunciarlo.

Ambos aprendimos el uno del otro pero no era necesario.

Río con facilidad alegre e indomable. No estoy quieta. Tú balanceas nervioso la pierna izquierda con un tic tic.

Silenciosa en estos casos, en los que el cara a frente es absurdo, callo.
Te asesino con la mirada... " eres muy fina " dices.
Pero ya no hago ningún esfuerzo, excepto el de levantar montañas por quien de veras quiero.
El resabio del calor de la vida hace resonar en el silencio un cielo desparramado de nuevas lunas por venir.

Un día pronunciaste las palabras de más, las que llegaron con el dulzor de algo que yo creía olvidado. Pronunciaste las palabras que no había que pronunciar. Pura pantomima a la que nos colgamos como títeres llevados por una fascinación mutua que no llegó a colmar el éxtasis amoroso, el deseo, las ganas, el instinto de posesión. Sólo hubo orgullo y el terror del miedo al abandono y al rechazo una vez más.

Un sentimiento nuevo se apodera hoy de mí, sólido y tan frágil que me desgaja de lo anecdótico, de los orgasmos mecánicos como el mítico aquel de Meg Ryan , de los amargos placeres de una huida.

Suelo escuchar poco, soy más de mirar, ver, observar y tocar.
Siempre aprendí más viendo a los seres vivir que escuchándolos contarse.
Cuando no tengo elección me pongo a escribirme, a escribirte. Ante el ensordecedor silencio de esta reflexión, que me dice que el vacío reside en todos y cada uno de nosotros, acepto con tristeza la conciencia que regresa hasta mi alma y me digo de manera plácida y distante que mi vida por llegar, ya llegó hace mucho más que tiempo, y que habrá de contentarse a partir de ahora, a aceptarse y a vivir con mucha más inconstancia e irresponsabilidad, y cada vez más...
"Buscando asilo político para mi corazón que perdió la cabeza a fuerza de no encontrar sus pedazos". E.M.


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