Revista Diario

Carta a una desconocida

Publicado el 17 junio 2011 por Hogaradas @hogaradas

Carta a una desconocida

Por Hogaradas

Querida desconocida:
Te escribo esta carta que quizás no llegues a leer jamás, pero que me gustaría algún día llegaras a hacerlo.
Tú que tantas veces has tenido el atrevimiento de opinar acerca de mí sin conocerme, te mereces saber de primera mano cuál es mi opinión sobre tu persona, de ahí el motivo de estas líneas.
Desde que hace ya unos cuantos ańos nuestros caminos se cruzaran no has dudado ni un momento en hacerme objeto de tus iras, inseguridades y frustraciones, y todo eso utilizando el arma más inocente, vulnerable y frágil que puede haber, y cargándola con balas impregnadas de mentiras; eso dice ya bastante en tu contra y es una muestra clara del tipo de persona que eres.
Pero ya ves, todavía no has conseguido tu objetivo, para empezar ni tan siquiera el de hacerme dańo; cuento con lo más grande que puede haber, el amor, ese que tú no has conseguido todavía encontrar y cuya ausencia estoy convencida te proporciona una gran infelicidad y un enorme resentimiento, así que su poder me ha hecho lo suficientemente fuerte para esquivar todas tus balas envenenadas.
Siento una enorme pena cuándo pienso en las energías que estás perdiendo en una inútil batalla en la que estoy segura tú serás la única y absoluta perdedora, tú y quienes te rodean, algunos víctimas inocentes de todas tus artimańas. La vida es tan corte y pasa tan rápidamente que se merece vivirla con pasión, buscando en cada uno de sus segundos toda la felicidad, el placer y la satisfacción que nos sean posibles.
Es evidente que no has sido agraciada con ese don, que desconoces el sentido de muchas de las palabras más bellas que podemos pronunciar, de infinidad de sensaciones sin las que la vida carecería de sentido, de multitud de vivencias por las que un día y otro más merece la pena seguir adelante.
No sé hasta cuando pretendes continuar librando esta absurda batalla sin contrincante, sin resistencia, sin vencedores ni vencidos, esta estúpida lucha cuyo único objetivo es el de hacer dańo, porque cuál sería tu recompensa sino la de provocar dolor; solamente eso es lo que te mueve.
Nunca pretendí que fuéramos amigas, pero tampoco enemigas, no tiene ningún sentido, pero tú lo has querido así y aquí me tienes, dispuesta a que tus dardos envenenados sigan girando a mi alrededor sin conseguir nunca llegar a la diana porque, querida desconocida, eso significaría que habrías atacado mi corazón y sabes que personas como tú jamás podrán hacerlo.
Hoy respondo a tus continuos ataques con la palabra, sencilla, clara y respetuosa, y desde la tranquilidad que me produce mi conciencia; espero que algún día tengas la suerte de disfrutar de tan placentera sensación, porque te aseguro que no puede haber nada más grande.


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