Revista Literatura

Central Termoginética

Publicado el 08 agosto 2012 por Agora

Central TermoginéticaNo es el amor, como decía Dante,
lo que hace que se muevan las estrellas,
sino el calor de las mujeres. Basta
con recoger el fuego que desprenden
las nalgas de esa chica, alimentarlo
con las llamas que surgen de la vulva
de esa otra y tendremos una hoguera
que, transformada convenientemente,
pasará a convertirse en la central
termoginética de nuestro barrio.
Para la conexión, basta la cola
de una gata, un enchufe y el sistema
eléctrico. A la izquierda de la máquina
debe estar la primera de las chicas;
a la derecha, la segunda. Obsérvese
cómo están conectadas ambas damas
al complejo industrial: el cableado
recorre ombligo y pubis, da dos vueltas
alrededor del cuerpo y, finalmente,
recibe la corriente en los pezones.
La gata, cuyo rabo es decisivo
para poner en marcha la central,
ha de ir peinada con la raya en medio,
al modo en que se peinan las gitanas
de Romero de Torres, el sexómano
cordobés.
Luis Alberto de Cuenca
Publicado originalmente el 24 de agosto de 2008

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