Revista Diario

Cómo conservar amigos en tiempos de guerra cultural

Publicado el 06 octubre 2018 por Decorarmonia Priscilla Locke @decorarmonia

De hecho, no tengo idea cómo. Los últimos artículos que he publicado en este blog me han valido no sólo el retiro de amistades que decían “amarme”, al retirarse  mis ex amigos me tachan de misógina, homofobica, retrógrada e ignorante. Mi pecado fue no tragarme el paquete completo del pensamiento progresista. Ahora paso a formar parte del grupo enemigo. No importa lo compartido. No importa las conversaciones y confidencias. Como no pienso como ellos, la amistad caduca.

He intentado mantenerme al margen de opiniones controversiales en redes sociales, utilizando mi blog para exponer mi opinión. Pero como mi blog automáticamente comparte los links de mis artículos, mi crucifixión ocurre en Facebook.

Hoy perdí otra amiga más. Me dirán que estoy mejor sin ellos, pero ya me conocen, soy una sentimental, y creo en amistades a prueba de pensamientos diferentes. Sin embargo, es difícil que esto suceda en las dos vías. Admito me dolió, pero cuando la ideología secuestra el sentido común, y se pretende imponer un pensamiento único, la tal diversidad se queda en palabras. Diversidad mas no de opinión. Tolerancia pero solo para quienes se salten la heteronormatividad. ¿Heterosexual? Eso es anticuado. Hay que tolerar lo que se salta toda norma. ¿Compasión? Tan solo con el incomprendido gay, tú qué sabes de haber recibido burlas toda la vida.

El ser anti feminista es otro “ahuyenta amigas”. Lo he dicho hasta el cansancio, el movimiento feminista se ha degenerado tanto que es deleznable todo lo que se hace en su nombre. Puedo ser amiga de feministas, pero cuando ellas saben que soy detractora de su “causa” paso a formar parte de la fila de alineadas con el patriarcado o tonterías de ese tipo.

No entiendo cómo es que soy homofóbica cuando he tenido  amigos homosexuales, gente que prefiere vestirse con ropas asignadas al sexo opuesto. Solo porque he dicho que no estoy de acuerdo con la teoría de género que niega la objetividad de la biología. Ahora es la auto percepción lo que importa. Hasta ahí no hay problema. Si alguien que nació como Julio hoy quiere que le digan Julieta, correcto.  En lo que nunca estaré de acuerdo es en que en un documento legal se cambie el sexo de una persona, el sexo es inmutable, la superioridad física de un varón es innegable, por mucha hormona artificial que se administre. El cambiar la ley para obligar a tratar como mujer a quien nació varón es algo que crea absurdos que atentan precisamente contra la mujer. Pero la misógina soy yo. Veamos:

Caso 1

Un hombre que estaba preso por violación un día se empieza a percibir como mujer. Pide que lo trasladen a la cartel de mujeres porque el ser tratado como varón, lo ofende. Fue trasladado. Resultado, más de cinco mujeres violadas.

Caso 2

Un hombre que se siente mujer por dentro, compite en una contienda de boxeo en un campeonato femenino. Resultado. Su oponente fue llevada al hospital.

Caso 3

Un hombre “aliado feminista” en una manifestación a favor del “derecho de elegir de la mujer” se enfrenta a una mujer pro vida, cuya elección es mantener la vida en el vientre de las mujeres. Resultado. La mujer pro vida recibe una patada feminista.

No puedo creer que por señalar estos casos donde mujeres han sido lesionadas por hombres se me llame misógina. Soy intolerante porque no le llamo “mujer trans” cuando la cruda verdad es que estamos ante hombres, ya sean operados o no, pero hombres hasta el día de su muerte.  El sexo no se puede cambiar. Es una realidad biológica. La silicona no sustituye el pecho femenino. Esos pechos son plástico, su función no es alimentar un bebé, solo sirven para levantar el ego de una persona con disforia de género.

Soy misógina por no llamar “mujer trans” a un hombre con fantasías mentales. No tengo compasión ni soy solidaria con esa “mujer atrapada” en el cuerpo de un varón afeminado. Es increíble la negación de hechos que violentan mujeres para evitar sonar como transfóbica. Yo no voy a callar lo que considero lesiona de verdad a un ser humano. Porque las patadas, puñetes y violaciones que un hombre puede ejercer sobre una mujer son real violencia, no equivocarse al llamarle Julio a Julieta.

Como ya no quiero seguir perdiendo amigos, borraré comentarios que pretendan defender lo indefendible, al menos en mi muro de Facebook. Por ello tampoco admito comentarios en mi blog. No temeré cambiar de opinión si me doy cuenta de que estoy equivocada. Pero los hechos hasta ahora le dan razón a mis argumentos, así que no veo necesario defender mi postura. Los casos expuestos en este artículos valen más que mil palabras.

No sé cuando todos se volvieron locos. Si tú piensas que los travestis tienen derecho a que no se les ofenda llamándoles “señor” y llamas casos aislados a las víctimas de estos poco hombres, guarda tu opinión, no intentes explicarme sobre él constructivismo social, yo no creo en eso. En tu intimidad puedes hacer lo que deseas, podemos seguir siendo amigos, siempre que respetes mi opinión, que como siempre la intento sustentar desde la realidad y lo que es justo. 

Fuentes

© 2018, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND

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