Revista Literatura

¿Cómo diseñar nombres alucinantes para tus personajes?

Publicado el 30 agosto 2016 por Cabaltc

Las historias de ficción (y más aun si se trata de ficción especulativa) es una parte esencial de su escritura. Sin embargo, no siempre es una labor fácil, directa ni que deba hacerse a la ligera. Hoy quiero hablaros de las muchas técnicas diferentes que uso para diseñar nombres para mis personajes, ciudades, planetas…

Como lectores, hay veces que vemos en el nombre de un personaje un reflejo de su carácter. Si os hablo de Ragnar Blackmane, seguro que pensáis en un tipo duro, fuerte y corpulento. Más o menos lo que es el Lobo Espacial de las novelas de Warhammer 40 000. Pero, ¿qué hubierais pensado de un guerrero sanguinario y con facilidad para los arranques de violencia incontrolable que se llamase Willy Smithy?

Diseñar nombres adecuados para cada personaje tiene una gran importancia para que un lector reconozca en ese nombre el personaje que le estamos mostrando. También lo es por el hecho de que el nombre es la seña identificativa del personaje. Y debe ser tan memorable (o poco memorable) como lo sea nuestro personaje.

La importancia de diseñar nombres

Cuando creamos y diseñamos un mundo imaginario, una raza imaginaria o unas ciudades imaginarias, los nombres deben guardar cierta coherencia sonora entre sí. **Debemos Si seguimos con el ejemplo del guerrero sanguinario Ragnar Blackmane, ¿cómo llamaríais a uno de sus compañeros?

Markku Bonebreaker, Kaysa Redfang, Ulric Lordbane,… Buscaríamos diseñar nombres que siguieran ese patrón nórdico del primero y utilizaríamos palabras similares a esa melena negra para el apellido.

Sin embargo, en ningún momento se nos ocurriría llamar a uno de sus hermanos de sangre Johann Barckley, Pedro Jimenez, Exo Machina ni ninguna cosa que sonase tan disparatada al lado del sangriento Ragnar.

El proceso de diseñar nombres que sigan una cierta sonoridad, con una cierta coherencia entre ellos y que suenen chulos y originales no es un proceso fácil ni sencillo. Cualquiera que se haya visto forzado a diseñar el nombre de media docena de personajes sabrá de lo que estoy hablando. Sin embargo, como para todo proceso creativo, diseñar nombres también tiene sus trucos.

El primero, Ragnar, puede ser fácil. El segundo, Markku, es posible que tampoco se nos complique demasiado, pero cuando ya tienes tres o cuatro nombres con sonoridad propia y cierta homogeneidad en su composición, la cosa se va complicando. Porque, además, no siempre podremos diseñar nombres que sigan un patrón tan reconocible como los nombres escandinavos, personajes de la historia o elegir alguno de una lista ya existente.

Yo, para mi última novela, llevo creados más de 30 nombres de personas, y otros 15 o 20 nombres de lugares. Todos ellos tienen su historia y, aunque pueda parecer lo contrario, la mayoría de ellos los creé siguiendo alguno de los métodos que te voy a contar. ¿Y sabes de qué me enorgullezco más? De que ninguno existe en la realidad, todos han nacido de mi imaginación. O de mi capacidad para mezclar conceptos, o palabras, o sonidos, o….

Diferentes métodos para diseñar nombres alucinantes

Es imposible utilizar un solo método para diseñar nombres de todos los personajes de un universo. Y, aunque lo sea, viene muy bien alternar diferentes métodos en diferentes momentos. ¿Por qué? Porque los resultados son mucho más variados.

Aquí os expongo 8 de los métodos que más utilizo.

¡Ah! Y antes de que se me olvide, diseñar nombres es como buscar ideas, hay que llevar una libreta y apuntarlos cuando vengan, porque no sabes cuándo vas a encontrar una fuente de inspiración o se te va a ocurrir uno de esos nombres tan alucinantes. Recordad: un nombre viene con la misma facilidad que se va. No dejes para luego el anotarlo, no vaya a ser que luego tengas que arrepentirte.

Al igual que para diseñar un buen título, diseñar nombres requiere de paciencia y listas, muchas listas.

1. Diseñar nombres a base de sonoridad

No os voy a engañar, para diseñar nombres para los 30 personajes que llevo diseñados hubo un primer nombre que vino sin que nadie le llamase. Jahgar llegó a mi teclado de manera aleatoria. Me gustó cómo sonaba, me gustó lo que transmitía y ahí lo dejé.

Pero con un nombre no diseñas un mundo. Hay que generar y generar nombres a partir de este primer nombre. Así que, ¿qué hice primero? Quedarme con esa J y esa G, con la dureza de su pronunciación y el sonido rasposo de esas dos consonantes para empezar a lanzar nombres aleatorios buscando consonantes similares. X, Z, K, S, R,… todas me sirvieron para hacer el idiota durante un buen rato en mi despacho. ¿Por qué digo idiota? Porque imaginaos en una silla, mirando al infinito y diciendo en voz alta todas las combinaciones raras y absurdas que se os ocurran con esas letras y pocas vocales.

2. Construir posibles piezas para otros nombres

Mi mente ingenieril busca siempre algún método de repetición y combinación de objetos. En este caso, en vez de decir lo primero que se me ocurre, lo que suelo hacer es escribir listas con posibles sílabas. Eso sí, sílabas que contengan esas letras que he detectado como patrón base para mis nombres.

Piezas para diseñar nombres

Xal, Sop, Jih, Yar,… y luego modificar todas las vocales y consonantes que pueda: Xal, Xel, Xil, Xol, Xul y así en largas listas sin sentido aparente.

Cuando las tienes todas delante, es mucho más sencillo combinarlas y crear nombres que sigan con la estética original. Por ejemplo Xalyar un nombre que me encanta y que acabo de diseñar mientras escribo este artículo.

3. Diseñar nombres a partir de otros

Podemos diseñar nombres basándonos en otras palabras (nombres, conceptos, verbos,… lo que se os ocurra). Uno de los ejemplos que más me gusta es el de un personaje femenino al que llamé Lireyha (nombre que igual modifico por motivos de guión).

¿Cómo surgió? Acababa de ver a Mireya Belmonte en la televisión, no recuerdo por qué, y se quedó resonando en mi cabeza. Mireya, Mireya, Mireya,… ¿Tireya? ¿Xireya? ¿Lireya? ¡Lireya!

Luego intenté introducir otra consonante dura al final de su nombre para quitarle esa suavidad que poseía. Lireyja, Lireyka, Lireyxa,… hasta que terminé por utilizar una letra que, a pesar de ser suave, modifica un poco las vocales que la preceden (y más si la pronunciamos como haríamos en alguna palabra inglesa): Lireyha.

4. Invertir nombres

Este es pura trampa, pero queda muy bien. Empecé a utilizarlo en mi relato de La historia de Giwdul de Hanau. En él quería contar un cuento muy conocido desde el punto de vista de otro personaje, pero sin desvelar de qué cuento se trataba.

Listas para Diseñar Nombres

Así que escogí el nombre de su escritor, le di la vuelta y añadí su ciudad de nacimiento al final. Ludwig se convirtió en Giwdul, un nombre extraño que casi parece original y que, lejos de serlo, nace de otro mucho más corriente (al menos en otros países).

5. Mezclar dos o más palabras representativas

Aquí salimos de los nombres en sí. ¿Cómo podemos diseñar nombres para una sociedad en la que las matemáticas y la lógica son lo primordial?

Espera… ¿Lógica? ¿Matemáticas? Log… ma… Pues la raza se va a llamar la raza de los logmatitas.

Es algo que también puede hacerse con personajes ilustres de ambas ramas y, por ejemplo, conseguir nombres que combinen Poincaré con George Boole. Poinboole, Boolecar, Poinoole,…

Como veis, las posibilidades de diseñar nombres así son casi infinitas.

5. Utilizar nombres de otras culturas

Esta solución es algo parcial. Diseñar nombres que sean comunes en otra cultura corre el riesgo de que alguien cercano a ella lea tu libro y se sienta decepcionado al encontrarse con ellos.

Sin embargo, sí que funciona bien cuando recurrimos a nombres de la antigüedad. Nombres egipcios, griegos, romanos o cualquier dios de alguna de sus mitologías.

6. Videojuegos

Los videojuegos, y más si son de rol o juegos orientales, son una fuente inagotable de recursos creativos. En ellos se diseñan cientos de nombres para cientos de objetos, lugares, personas y hasta religiones, habilidades, hechizos… Una cantidad obscena de ideas para diseñar nombres propios.

Summoners war diseñar nombres

Y si conseguís engancharos a un juego de rol oriental, entonces las opciones se multiplican por infinito. Por poner un ejemplo, uno de los juegos que me gustaron durante un tiempo posee más de 2000 monstruos diferentes y cada uno tiene su nombre propio. Genial como biblioteca de ideas, ¿verdad?

Eso sí, corréis el riesgo de engancharos y no volver a escribir nunca más…

7. Pronunciación literal de palabras o nombres extranjeros

Al igual que los videojuegos, conocer un idioma distinto del nuestro tiene muchas posibilidades para diseñar nombres. Sobre todo si el idioma en cuestión tiene una pronunciación diferente a la nuestra.

El inglés es una fuente inagotable de ideas a partir de cosas increíblemente absurdas: ¿flower? ¿Qué tal llamar a algo Flaguer? O Flager, o…

Diseñar nombres así vuelve a correr el riesgo de que, si se pronuncian en alto, parezcan extraídos de manera tan literal desde otro idioma. Aunque para eso están el resto de métodos que he mencionado antes. ¿Quién nos impide coger ese flaguer y cambiarle letras, desmontarlo en sílabas y mezclarlo con otras palabras?

En resumen

Diseñar nombres es una tarea pesada para cualquier escritor de ciencia ficción, fantasía o incluso terror. Los mundos que no existen, con razas que tampoco existen y dentro de ecosistemas y religiones que existen menos todavía exige que un escritor se devane los sesos buscando nombres para todos ellos.

Es necesaria una buena dosis de paciencia, otra buena dosis de creatividad y muchas muchas listas para dar con los mejores para cada situación.

Espero que estos consejos os sean útiles para diseñar nombres alucinantes que dejen satisfechos a vuestros lectores.


Escrito por David Olier para el blog El Rincón de Cabal.


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