Revista Diario

Como escribir III [Tiempo]

Publicado el 06 mayo 2010 por Morrigan91
Como escribir III [Tiempo]

El tiempo en la literatura no es uno, sino que puede verse desde tres puntos de vista:


•Un tiempo de producción, durante el cual el autor está escribiendo una historia.


•Un tiempo de lectura, en el que el lector lee ese texto.


•Un tiempo interno, durante e que supuestamente suceden los hechos que se narran en el relato,


Todos ellos suponen medidas del tiempo, y a todos debe atender el autor cuando escribe.


El tiempo vivido por los personajes puede ser:


•Objetivo (cronológico): está marcado por la medición imparcial de los relojes. Es el tiempo histórico, externo.


•Subjetivo (psicológico): al igual que nos sucede a nosotros en la vida real, el tiem­po unas veces parece que transcurre más deprisa, y otras nos desespera por su aparente lentitud. Dos personajes, simultáneamente y en el mismo lugar, pueden tener dos percepciones del paso del tiempo radicalmente distintas. Es un tiempo interno.


Para dar la sensación de que el tiempo transcurre lentamente, no es suficiente con decirlo (las horas pasaban lentas y vacías en la soledad del castillo...). Es preferible acu­mular gestos repetidos y monótonos para que e lector perciba la lentitud del tiempo: Cogió la revista que había encima de la mesita, y empezó a pasar las hojas una tras otra con gestos mecánicos y parsimoniosos. Ya no recordaba cuánto tiempo llevaba allí senta­do, pero debía de ser bastante a juzgar por el agarrotamiento del muslo izquierdo...


Como escribir III [Tiempo]

Las oraciones simples, los verbos de acción y el tiempo verbal presente dan más sensación de apresuramiento y velo­cidad.

Las oraciones largas, subordinadas, y el tiem­po verbal pasado, por el contrario, favorecen la idea de la morosidad temporal.

En vez de marcar literalmente los saltos de tiempo (Cinco años más tarde, Antonio regresó a casa...), puedes hacer sentir el paso del tiem­po por otros factores externos y visibles (Cuando Antonio regresó a casa, el barrio había crecido sin control, y un pretencioso edificio de aluminio y cristal ocupaba el lugar de la antigua fábrica de lejía...). Los personajes envejecen, regresa la época de las nieves, los niños crecen y las arrugas se multiplican.


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