Consigo y la Distancia…

Te estoy hablando distancia que del sueño me separas,
vida mundana y andanzas que con mi existencia vagan
hacia un futuro que me escapa. Te interrogo las entrañas
sumergida en la esperanza de tentar todo mañana, veo
que cada día que pasa me pierde un tanto la gracia y la
guadaña me aplaza. Que las sonrisas me arrugan y que
mi cara se cansa sofocada; que ya no creo en mentiras.

Y que me enciendo advertida cual cigarro bocarriba, frío
pero inflamando llamas, humeantes pero esperanzadas.

Que a mi corazón sin jaulas la miel lo volvió pirata, que
las niñas que esperaban al Príncipe de la Buena Cara
sentadas sobre ojos con gafas; hoy ya no escogen más
nada y aman a quien bien lo valga. Que mi cabellera
sol y plata hoy ondula al viento apurada, que no se me
escapa más nada si yo he dicho me hace falta. Que mis
palabras no callan; y mi mujer es adulada cuando habla.

Que hoy desperté acalorada porque aun mi almohada
la empapan los fantasmas. Y que a los amores naranjas
que tiran balas al agua y humo desde un balcón sin
cama, los he pintado de calma si su mitad no me cala;
y al adiós no pido nada a quien bien parta, si en
principio soy quien manda entre mis sabanas. Pues
del pecho, que no me falta, me da lo mismo soñarlas.

Ya ha pasado el tiempo anárquica, los días de soles
volcánica, la tentación de tocarla y la cintura sin falda
en una barca. Ya he olvidado la canción de juventud
apasionada, la razón del tu me matas locas ansias, las
lagrimas fuentes del alma y las disculpas mal dadas. Ya
no pido ni deseo rosas blancas de las que cortan
podándolas; pues sus espinas cuando secan resquebrajan.

Conmigo misma consigo la palabra, responde o calla:

-   Susurra…; ¡Distancia…!

¿Cuánto camino aun me falta hasta el mañana que del
sueño me separa? ¿Cuántos vestigios de trabas
desmontaré antes del alba? ¿Cuántos soles, cuantas
lunas; cuantas canas? ¿Cuántas alegrías, cuantas? ¿Y
cuantas ganas?; pues cuantas hayan, las quiero ante
mi mirada. Responde o calla, pues la distancia que
haya será nada; y no me importa, pues mis pies andan.

Y hasta descalza llegaré hasta donde vaya, pues aun
me quedan cigarros en la caja, para en cenizas dejarla…

-   Y la Distancia respondió conciso y claro ya esfumada:

No preguntes al destino que ha planeado, pues ni el
mismo sabe a veces que hace daño esperanzándolos.

Anda al alba y no mires la madrugada; si no es mágica.

Picture by Vincent Tessier

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