Revista Talentos

CONSTRUIR UNA LUZ (III): La molicie

Publicado el 28 marzo 2014 por Cefiro

Muchas de las cosas más bonitas que conozco son en blanco y negro. Algunas pelis, algunas fotos… mucho de eso que a menudo trae la memoria también. Aún no te haces a la nueva idea cuando de pronto estás ahí frente al televisor ése tan raro… viéndolo moverse, todo en blanco y negro, borroso, como en un sueño antiguo de sombras vencidas pero totalmente vívido y real aunque no distingas bien casi nada. Siempre me han parecido ridículas y sobrevaloradas ese tipo de fotografías prenatales en las que lo único que se reconoce es una especie de muñeco alienígena raro… y alguien tenía que decirlo también, ¿por qué no?, las ecografías dan miedo, joder, te trasportan a las primeras pelis de extraterrestes… en cambio verlas en directo es el recopón santo con perdón; contemplar en la pantalla como se mueve, cada gesto por pequeño que sea… podría estar allí delante 24 horas cada día de por vida y sin parpadear. No creo que haya nada mejor que eso. Y no nos aburriríamos nada, le contaría cuentos inventados por mí sobre la marcha, le hablaría de nosotros, de cómo es el mundo éste de aquí afuera, se iba a acojonar. Le comentaría los resultados de la última jornada de liga o las paridas que soltó ayer Wert en la tele… se iba a acojonar, pobre, casi da un poco de pena verlo ahí indefenso y confiado a partes iguales… le preguntaría cómo está, qué tal ahí dentro con todo tan azul o tan negro, si se ve vidrioso o aún nada, que me cuente algo de ese vago secreto de ternura que promete. Mientras lo contemplo parece que tomo algo de la ingravidez que tiene él en su bolsa, algo sólo pero algo. Y siento que me hago un poco más liviano con todo esto, que me vuelvo, por qué no decirlo, blandengue. Que me está afectando más de lo que pensaba a priori y que sí, que estoy sensiblón aunque lo cierto es que aún no he llorado… y que como llegue así de entero a la semana 40 seguro que rompo y me inundo yo sólo. Yo soy así. O todo o nada. Yo, tan chulito… y mírame, rezando para que no me quiten la tele ésa monofrecuencia en la que lo único que sale es una bolita borrosa que se mueve de manera pseudohumanoide. Definitivamente me ha inundado la molicie, ya está. No tengo escapatoria. Dice Xacobe Casas que un hijo es como tener algo siempre al fuego, o sea que somos como uno de esos cocineros que tienen que estar pendientes siempre de la comida mientras hacen otro tipo de cosas –vivir- para que no se les queme. Y creo que es así, pero incluso desde antes de nacer. Desde las dos rayitas, date por chef.


CONSTRUIR UNA LUZ (III): La molicie

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Cefiro 28 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista