Corrupción rodea al “affaire” repsol

CORRUPCIÓN RODEA AL “AFFAIRE” REPSOL. 
Escrito por Luis García Miró Elguera. (DIARIO EXPRESO). 

La inmensa mayoría de la clase media –a nivel nacional– ha reaccionado con estupor ante la turnia actitud del régimen nacionalista, decidido a implantar el plan chavista, velasquista o castrista de la estatización –vía el “affaire” Repsol–, la reelección –por ahora indirecta–, y los controles, la digitación y el nepotismo. Es la receta zurda para eternizarse en el poder mediante el engaño y la fuerza, al estilo del comunismo que sigue oprimiendo a Cuba, como antes lo hizo en Rusia con la URSS, esa vil alma mater y centro financiero del socialismo criollo.

Hay dos extremos en el “affaire” Repsol: 1) el presidente Ollanta Humala ha sido pésimamente asesorado –lo que sería un escenario menos grave–; o 2) él mismo es quien lo impulsa por autoconvicción. Esto último acarrearía la debacle del Perú. En ambos extremos el gobierno ha despertado a una ciudadanía anestesiada por la “Hoja de Ruta”, propuesta que el entonces candidato presidencial en forma solemne jurase adoptar como su programa de gobierno. Lo hizo ante el país y en presencia del garante Mario Vargas Llosa.

Pero en ninguno de los casos el presidente Humala tiene manera de justificar un “affaire” como el de Repsol. Por donde se le mire es un absurdo, una traición a su juramento, un direccionamiento trasnochado y un escándalo financiero que estallará más temprano que tarde con sello de corrupción. Es absurdo porque no siendo Perú un país con reservas petroleras, el negocio del refine es claramente inseguro, marginal, especulativo. Es traicionero porque inducir al Estado a que compre una quinta refinería para maquilar oro negro importado de Ecuador, Irán o Venezuela –ya tiene en Talara, Conchán, El Milagro e Iquitos– es echarle mano al ahorro de los peruanos. Es trasnochado porque el nacionalismo pretende empoderar a Petroperú para que compre los obsoletos activos de Repsol. Y es escandaloso porque esos activos obsoletos vienen cargados de pasivos escondidos. Por eso se comenta que el “affaire” Repsol arrastra un gran negociado listo a ser repartido entre cierta jerarquía. Inclusive el MEF ha revelado que en 2012 Petroperú perdió cerca de US$240 millones, plata del contribuyente. Es decir, una empresa con pérdidas recibiría permiso del Estado para dilapidar US$2 mil millones en el “affaire” Repsol. Entiéndalo bien los de la izquierda, el Estado no tiene recursos per se; sólo se alimenta de los impuestos que aporta la sociedad con fines específicos: Salud, Educación, Seguridad, Administración Pública. Pero de ninguna manera para apostarlos en aventuras políticas o empresariales. Para esto último está el capital privado, preparado para contingencias y riesgos con su propio dinero.

Aparte de arrastrar una carga ideológica anacrónica que apunta a controlar precios –vía subsidios inflacionistas– y restarle espacio emprendedor al sector privado, y además de promover la distracción del dinero de los peruanos en aventuras empresariales de alto riesgo, el “affaire” Repsol lleva impreso el sello indeleble de la turbiedad, marca que siempre acaba en negociado, corrupción y escándalo. ¿Pese a ello el presidente Humala está dispuesto a llevarlo a cabo?

FUENTE: DIARIO EXPRESO. http://www.expreso.com.pe/el-mundo-al-reves/corrupcion-rodea-al-affaire-repsol