Revista Talentos

Crisis, recortes, desesperación

Publicado el 14 enero 2014 por Almapau @princesas_os

Sinrazón, crisis injustas que afectan a la buena gente, recortes absurdos que perjudican a quienes mas necesitan ayuda, leyes que se legislan por personas que no conocen la realidad y el día a día de la mayoría. La desesperación se ha afincado en muchos hogares.

Esta es una historia de ficción.

2016

Amelia tiene 13 años, ella no lo sabe, pero la larga crisis por la que ha atravesado su país ha cambiado su mundo.
Está en su primer año de instituto, apenas 13 años cumplidos el día de reyes. Su madre, Helena, se sorprende a veces pensando en que ella a su edad era una niña, sin embargo su hija es una mujer, al menos lo parece, porque debajo de esa voluptuosidad adolescente recién lograda sigue habitando una niña que hasta hace muy poco hacía coletas a sus muñecas.
Amelia sabe que es una chica bonita, se lo dicen los ojos de los compañeros de clase, se lo dicen los ojos de los hombres con los que se cruza, y en su furor adolescente disfruta de saberse mujer, atractiva, se cree su imagen, muy por encima de su edad, y el entorno no ayuda.
Sus padres llevan desde que ella recuerda en una crisis permanente, siempre sufriendo porque en casa no sobra nada, ella la mayor y los gemelos, que llegaron hace seis años, y esta segura de que son los causantes de todos sus males.
Pobre Amelia!
Que no sabe de políticas y políticos, de crisis y economías! No sabe de reformas que dejaron a su madre fuera del mercado laboral, con una niña de 6 años y dos bebés recién nacidos.
No sabe de su padre, un aparejador, que con la caída de la construcción y una familia en la espalda no se atrevió a emigrar cuando comenzó la gran tormenta y se sacrifica a diario como peón por un sueldo mísero y una jornada interminable, hace mucho que sobrevive, pero la hipoteca manda, y la luz, y el gas, y el coche, que se les hace imprescindible para trabajar.
No sabe de su madre una maestra de vocación, que ahora limpia escaleras y reparte su tiempo entre las fincas que abrillanta a diario y un contrato basura a media jornada en una cadena de comida rápida, porque tras 6 años sin cotizar ha decidido agarrarse a lo único que ha logrado, la limpieza la cobra en negro, a nadie le interesa hacerle un contrato. Así que muy a su pesar ha puesto sobre los hombros de su hija, aun una niña, el peso de recoger a los gemelos del cole, de darles de comer, de cuidarlos, de bañarlos y dormirlos, y se balancea entre la mas absoluta desolación, ella, que crió a Amelia con amor y tiempo, con una excedencia, y ahora ve como se aleja, y su niña mujer se convierte en una extraña silenciosa. Cuantas noches se desvela con el estomago revuelto y se recorre de cama en cama la casa repartiendo besos en silencio, cuantas lagrimas derramadas en portales ajenos mientras piensa en todo el tiempo y el amor que les roba su ausencia!

Mientras Amelia, no sufre, porque no entiende, sus hormonas disparadas le ocupen la mente, y le acompañan en los novillos que hace a diario, tras dejar a los gemelos en el cole se marcha a la plaza, con los chicos que como ella se han escapado también del instituto, chicos de 16, 17 y 18 años, allí ha conocido a Zarek, es hijo de inmigrantes polacos y tiene 18 años, es guapo, muy guapo, y Amelia muy niña.
Una niña perdida, con una madre cansada y exhausta que olvidó hace tiempo lo que supone pasar por la adolescencia, que no tiene tiempo de pensar en charlas maternales, porque lo pocos ratos en los que no trabaja, tiene mucha casa, mucha plancha y mucho niño que cuidar.
Y Amelia simplemente crece, a trompicones, deprisa asustada y desprovista de una educación afectiva y sexual. En el colegio les hablaron de sexo, pero no de sentimientos, les hablaron de pecado en religión, pero nadie le hablo de amor, de afecto…
Las charlas con amigas, le han servido de mucho para responder las mil y una preguntas que le importunan, respuestas ilógicas a veces, o teñidas de romanticismo
Un par de veces ha intentado preguntarle a su madre, pero sólo ha conseguido tareas extras en casa.
El libro 50 sombras -gastado y de bolsillo- que robó de la habitación de la hermana mayor de una amiga ha puesto mas dudas y preguntas en su mente adolescente, y Zarek es tan guapo!!
A el le ha dicho que tiene 15 años.
Y tras un trimestre de tonteos y novillos juntos, besos robados y manos entrelazadas ha decidido que ha llegado su momento, ella y su pequeño circulo de reinas, así se autodenominan, creen que el la dejará si no se entrega, y lo saben bien, porque sino se convertirá en esa calientabraguetas de la que hablan en el instituto, y no! Eso no! Nunca!
Y Amelia se tirara a los brazos de Zarek una mañana tras dejar a sus hermanos en el colegio.
Y mientras su padre desde un 8 piso de una construcción frente al mar piensa lo fácil que sería caer al vacío, mientras sube con la polea los ladrillos para su oficial. Y que Helena y los niños cobraran el seguro, resolvería muchas cosas…
Mientras Helena suda pasando la fregona por la enésima escalera, y le dá vueltas desde hace unos días a algo que le ronda, tener una charla con Amelia sobre métodos anticonceptivos, pero es tan joven aún! Tiempo habrá.
Mientras su hija simplemente apretará los dientes y cerrará los ojos, aunque su cuerpo, su instinto y su mente griten que tal vez se este equivocando, pero decir no, nunca! Porque ella no será la calientabraguetas esa de la que todos hablan.
Mientras la psicóloga que hace años tenían en el instituto y que habría dado sostén a tantas niñas-mujeres, fue aparcada por el último recorte, en la lista de la oficina de empleo, buscando en la sección de un periódico en una cafetería cercana, un trabajo.
Mientras el profesor que debiera comprobar los justificantes de las faltas de Amelia tiene a su cargo 15 clases distintas de adolescentes a los que poblarles la mente de estrofas y versos, de ortografía y parábolas, y esas 3 horas semanales con cada clase, repartidas entre los alumnos de las mismas apenas le da para recordar decentemente sus nombres. Y los 28 niños a los que tutoriza, y entre los que se encuentra Amelia, son una colección de hormonas andantes de un barrio obrero con poco futuro. Sin recursos y sin tiempo por mas que intenta ayudarles, se ve abocado al fracaso.
Y mientras el mundo seguirá adelante y dejará a una niña rota e indefensa en su cama de princesas Dysney, y allí la encontrara su madre, y pensará:- Esta niña ha cogido la gripe, y el mundo seguirá girando…
Amelia no ha vuelto a la plaza y aunque en su círculo de reinas lo describa rosa y romántico, la experiencia la recuerda como incómoda y dolorosa, se ha pasado 5 días sangrando, y una de sus amigas ha plantado la semilla del miedo al preguntarle si no se habrá quedado embarazada.
En eso no había pensado. Y pasa casi dos semanas intranquila y asustada, hasta que una mañana le viene la menstruación, aunque se le quita enseguida, y piensa que ahora que ya es mujer debe ser lo normal, no sabe, que su madre también tuvo esa perdida de sangre, que es fruto de la implantación del óvulo fecundado, eso no se lo ha enseñado nadie.
Y la vida continúa, y el curso, y una niña encerrada en el cuerpo de una mujer decide comer menos porque esta engordando y quiere parecerse a las mujeres delgadas y bronceadas de las revistas.
Y mientras Helena los pocos ratos que comparte con ella la vislumbra rara y ojerosa, y se preocupa de la falta de apetito. Estará enamorada?
Y llega la semana santa y muchos suspensos, y unas vacaciones forzadas, porque la ciudad se queda vacía y no necesitan refuerzo en el restaurante de comida rápida.
Y helena observa durante varios días a su hija y decide llevarla al medico.
Instinto de madre… No come nada doctor. Fiebre? Está triste, doctor. Astenia primaveral? Esta pálida y ojerosa. Amenorrea?
Cuánto hace que no baja el número de compresas en el baño? Y un nudo en la garganta le oprime el grito y la desesperación de la sospecha, y juntas en silencio cruzan la calle hasta la farmacia y juntas en silencio vuelven a casa, y entre gritos y tormentas Helena pide que se haga el test y Amelia asustada recuerda su encuentro con Zarek, al que ha esquivado desde entonces…
Positivo y el mundo se hunde, y Amelia se esconde bajo el edredón, y Helena llora en la cocina mientras los gemelos asustados y silenciosos por una vez, permanecen tranquilos.
Cuando por la noche llegue Toni, la tormenta habrá pasado y con seriedad y discernimiento hablarán y tomarán decisiones.
Hace unos años cambiaron la ley del aborto, no parece que haya muchas posibilidades y no saben de cuanto está la niña, no tienen dinero, lo último que tenían guardado para imprevistos se lo llevó la batería del coche.
Mañana si acaso, con más calma pensarán, y volverán al medico a darle la noticia.
Mientras Amelia hace cuentas y sabe que ya hace mas de tres meses de su encuentro.
Las clases comienzan tras el parón de pascua, todos la miran, la noticia ha corrido como la pólvora.En apenas dos semanas Amelia no querrá volver, y la dirección comprensiva lo entenderá, y todo el claustro de profesores dedicará un pensamiento por los pasillos a esa niña perdida, y culparán al exceso de trabajo, y al cambio de ley educativa que les ha atenazado y no les permite mirar a los clavales, tan solo verlos y numerarlos.
Y el médico desviará el caso a asuntos sociales, y una asistente cansada y deprimida hace años achacará a los recortes y a la situación de la ciudad y del barrio el problema de Amelia.
Y unos padres derrotados y asustados, discutirán a diario culpándose mutuamente de su mala suerte.
Y una niña, embarazada de 13 años, notara como se abulta su vientre y crecerá de golpe mientras odia con toda su alma ese fruto interior
Y llegará el verano, y el calor.
Y el silencio.
Mientras Amelia busca en el ordenador de la biblioteca municipal aborto casero, y se pasa una semana comiendo perejil, y roba en el supermercado una caja de vitamina C y se la toma en dos días, y consigue unos tremendos retortijones, pero su tripa, su vientre bendecido(Bombo maldito como lo llama ella) sigue ahí.
Helena vuelve temprano de limpiar escaleras, está contenta, una de las vecinas del portal le ha ofrecido un trabajo de verdad, mejor remunerado, y con contrato, podrá estar con los chicos todas las tarde, y con Amelia, viene sonriendo pensando, en que es su semana de suerte, porque le han concedido el comedor escolar a los chicos, dos bocas menos a diario se agradecen, y mas dentro de un par de meses que tendrán que gastar en pañales, piensa en que hoy harán un extra para celebrarlo y la llevará a comprar alguna ropita para el bebé, sabe que va a tener que lidiar mucho, pero que cuando le vea la carita aprenderá a amarle, que cuando Toni vea a su nieto, se derretirá también y se le borrara la pesadumbre de la cara.
Cuando llega a casa Amelia no está.
Mira en su cuarto y aún no se ha levantado.
Vamos dormilona! Hoy va a ser un gran día! Vamos de compras tú y yo, solo chicas!- mientras sube la persiana el cuarto pintado de rosa, con unas bonitas princesas y arcoíris recuerdo de los viejos tiempos, que resaltan con las fotos del grupito musical de moda y de ese actor tan famoso.
Vamos dormilona!
Amelia?- sonríe mientras la zarandea con cariño, Amelia, como su abuela, en su honor, tan bonita como ella.
Destapa la cama:- No sé cómo no te mueres de calor, locuela, te has tapado con el edredón hasta arriba! Suelta entre risas.
No hay charco de sangre como en las películas, simplemente una mancha negruzca absorbida por el colchón, en ese momento le Asalta un pensamiento, el primer colchón que compramos, de latex, cuando aun podíamos darnos caprichos, que desperdicio, seguro que no tiene arreglo.
Amelia no despierta, no lo hará jamás.
La policía, el médico y el forense llegaran a lo largo de la tarde, bajo un calor sofocante y atestiguaran la muerte de la niña casi mujer, mientras en el portal y desde la calle se irán amontonando los vecinos, e irá corriendo la voz.
El forense escribirá en su informe sobre la hemorragia provocada por una aguja de coser lana, el intento mortal de una niña desesperada para abortar.
Ya no hay mañana en la casa de Helena y Toni.
Nunca mas habrá un mañana para ellos.
Amelia habrá muerto justo cuando debiera comenzar a vivir, y el colchón se ha teñido de una sangre vertida por la sinrazón, por crisis injustas que afectan a la buena gente, por recortes absurdos que perjudican a quienes mas necesitan ayuda, por leyes que se legislan por personas que no conocen la realidad y el día a día de la mayoría. La desesperación se ha afincado en muchos hogares.
Esta es una historia de ficción. Amelia no existe, y ojalá nunca se asemeje a ninguna niña real. Ojalá entre todos consigamos superar los caminos tortuosos de un país, de una economía que no sabe de humanidad. De una política que no conoce las caras de los seres a los que debiera proteger. esta es una historia de ficción en un mundo futuro, al que espero nunca lleguemos.
En nuestra mano está.

La 1


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