Revista Talentos

Cuentos escogidos. oscar wilde

Publicado el 29 octubre 2015 por Amtaboada @amtaboada
CUENTOS ESCOGIDOS. OSCAR WILDEFicha Técnica
Autor: Oscar Wilde
Género: Clásico Ilustrado
Traductor: Juanjosé Arranz
Ilustradora: Beatriz Barbero-Gil
Editorial: Lual Ediciones
Primera edición española: 2009
Número de páginas: 147 páginas
ISBN: 978-84-936606-5-9

Es poco lo que ya se puede decir de Oscar Wilde, autor más destacado de casi todo el siglo XIX, con una larga carrera y lo más importante, con una alta calidad moral y literaria.
Con un pasado movido y una prosa delicada y experta, nos deleitó a muchos de nuestros antepasados con sus historias, cuentos y maravillosos sueños que se tornaban pesadillas.
“Cuentos Escogidos” es una verdadera obra de arte, llevada a cabo por la editorial Lual, la cual ha escogido una recopilación de los mejores cuentos de este autor.
En esta reseña viajaré al universo Wilde, y os contaré cada cuento con mis palabras, os adelanto que  los que me robaron el corazoncito fueron: El gigante egoísta, el príncipe feliz y el último, “El ruiseñor y la rosa”.
El famoso cohete
El libro empieza con este primer cuento, corto y a la vez con una moraleja que deja de piedra. Nos habla de un príncipe y una princesa que van a casarse, y todo el pueblo está realmente feliz. Para celebrarlo, el rey compra los mejores fuegos artificiales. De pronto, la narración nos adentra en las dispares e inverosímiles conversaciones que mantienen estos fuegos artificiales.
Entre triquitraques y bengalas, un magnífico cohete reluce con su importante presencia. No obstante, este cohete es demasiado fanfarrón y no puede parar de hablar de sí mismo. Es tan horriblemente egocéntrico que cree que su presencia es la única importante en la fiesta y que sin él, el rey y los príncipes serían profundamente desgraciados. 
—Lo hago porque soy feliz —respondió el Triquitraque. —¡Vaya un motivo egoísta! —exclamó con acritud el Cohete—. ¿Qué derecho tienes para ser feliz? Deberías pensar en los demás. Sí, debería pensar en mí. Yo siempre estoy pensando en mí y espero que todo el mundo haga lo mismo. Eso es lo que se llama sacrificio. Es una admirable virtud y yo la poseo en alto grado. Supón, por ejemplo, que me sucediese algún percance esta noche. ¡Qué desgracia para todo el mundo! El Príncipe y la Princesa perderían la felicidad y es malograría su vida en matrimonio. En cuanto el Rey, me consta que no podría soportarlo. Realmente, cuando reflexiono sobre la importancia de mi misión, me emociono hasta casi llorar.
El niño Estrella
Unos campesinos muy pobres están congelándose de frío porque están buscando comida. Uno de ellos, ve caer una estrella fugaz, y cerca escucha de pronto el llanto de un bebé, lo recoge a pesar de no tener para alimentar a tantas bocas, porque piensa que es el hijo de una estrella.
Con el tiempo el niño crece hermoso, rubio y de ojos brillantes, era tan magnífico que todos lo alababan como a un dios, como al hijo de la estrella. Pero a pesar de que los campesinos lo habían educado bajo las hermosas enseñanzas de la igualdad y el respeto, el niño Estrella crece déspota y cruel, se divierte lapidando a los indigentes que no tienen pan y tortura a los animales que le rodean.
Un día aparece una mendiga que busca a su niño que le robaron cuando era aún bebé, y el niño Estrella la maltrata en el camino. Cuando la mendiga llega a la casa de los campesinos, descubre que aquel hermoso y cruel muchacho es su hijo perdido.
Cuando el niño estrella se entera de la noticia, reniega de su madre, creyendo realmente haber nacido de una estrella, y cuando su madre, destrozada, se aleja de la ciudad, el niño estrella pierde toda su belleza, convirtiéndose en un monstruo con cara y piel de sapo.
El Gigante Egoísta
Había un hermoso jardín, donde unos niños comenzaron a jugar, sintiéndose felices y dichosos. Cuando el dueño del jardín, el Gigante, volvió de su largo viaje, y los vio en su propiedad, tocando sus hermosas flores que no quería compartir con nadie, los echó violentamente de sus terrenos, levantando un gran muro para evitar que volvieran.
Sintiéndose tranquilo y satisfecho consigo mismo se fue a dormir, deseando que llegara la primavera para ver florecer sus mimados árboles, pero lo que vio fue muy distinto: su hermoso jardín, se había quedado en un eterno invierno. El frío se había apoderado de todos los árboles y las flores, y el invierno se había estacionado en su hogar y en su corazón.
—No entiendo por qué la Primavera se demora tanto en llegar —se decía el Gigante Egoísta cuando se asomaba a la ventana y veía su jardín cubierto de blanco—, espero que pronto cambie el tiempo. Pero la Primavera no llegó jamás, ni tampoco el Verano. El otoño dio frutos dorados en todos los jardines, pero al jardín del Gigante no le dio ninguno.
—Es un gigante demasiado egoísta —decía el Otoño.
El Príncipe Feliz
Un hermosa estatua de un príncipe que fue muy bueno en vida, se erige en el centro de la ciudad, donde las golondrinas a veces descansan para emprender el vuelo y emigrar a las cálidas tierras de África. Un día, una golondrina cansada se refugia en la estatua en la noche, pero descubre que aparentemente está lloviendo, aunque el cielo está despejado.
Es entonces cuando se da cuenta de que la estatua del príncipe feliz está llorando. El príncipe le cuenta a la golondrina toda la tristeza que siente porque en su ciudad hay gente que está sufriendo, y él sufre con ellos.
Finalmente entre la golondrina y el príncipe surge un hermoso amor.
Entonces llegó la nieve y, a continuación, el hielo. El suelo de las calles parecía de plata de tanto que relucían. Carámbanos, largos como puñales de cristal, pendieran de los aleros de los tejados de las casas. Todo el mundo se abrigaba con pieles y los niños llevaban gorros encarnados y patinaban sobre el hielo. 
La pobre golondrina tenía frío, mucho frío, pero se negaba abandonar al príncipe feliz. Le amaba con toda su alma. Picoteaba las migas de pan a la puerta del panadero cuando éste no la veía, e intentaba calentarse batiendo las alas.
El Joven Rey
Un joven rey que cuenta los días para ser coronado, tiene un lúcido sueño donde visita a cada una de las personas que están dejando su vida para crearle hermosos ropajes y sus costosos adornos de Rey.
Cuando despierta, toma una importante decisión: vestirá de mendigo y vivirá como aquellos que han pagado con su vida para satisfacer sus caprichos.
El verdadero Amigo
Es una mañana, y la vieja rata de agua se asoma desde su madriguera y ve a señora pata con todos sus patitos nadando en el charco. La rata es huraña y reprocha a su madre los malos modales de sus pequeños, y en una perorata suelta una perla que dice así “No hay duda de que el amor, en cierto modo, es bueno, pero la amistad es mucho más valiosa”. Entonces un pequeño Verderón que escuchaba la conversación le increpa y le cuenta un cuento, sobre un pequeño hombre que también pensaba que la amistad era lo más puro, se llamaba Hans.
El ruiseñor y la rosa
Un estudiante se encuentra muy triste porque no halla una rosa con la cual invitar a su amada al baile. Sólo con una rosa roja podrá conseguir el amor de la muchacha. Sin embargo, no hay rosas en esa época del año.
Su llanto lastimero es escuchado por un ruiseñor que cree en la poesía y en el amor,  cree tan profundamente en ello, que será capaz de sacrificarse por él.
—La muerte es un alto precio por una rosa roja —explicó el ruiseñor—, todos amamos la vida. Es grato posarse en el verde bosque y admirar al sol en su carruaje dorado y a la luna en su carro de perlas. Grato es el aroma del espino y dulce son las campanillas azules que se ocultan en el valle y los brezos que cubren el valle. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
Todos los cuentos son de una duración media, siendo algunos más largos que otros. Los más hermosos son en mi opinión, "El gigante egoísta", "El príncipe Feliz" y "El ruiseñor y la Rosa". Estos tres cuentos, estuvieron apunto de hacerme llorar, porque son realmente tristes, con unos finales sorprendentes. 
Los demás cuentos siguen la misma línea trágica y algunas veces con connotaciones religiosas, que aunque no sea yo muy creyente o religioso me ha encantado el toque cristiano. 
Todas las metáforas y las moralejas calan hondo y te hablan siempre de la maldad humana. Esa maldad que nos caracteriza. Desagradecidos, inconscientes, llenos de pecados y miserias. 
Estoy muy contento de haber podido disfrutar de este libro, con unas ilustraciones preciosas que adornaron la narración. Se me hizo ligero y corto, me lo leí en un día y lo disfruté como un niño. Aún estoy recordando las escenas que más me impactaron. 
No lo pienses, este libro es ideal para regalar, para tenerro en la estantería, para leerlo cada vez que te sientes triste, o feliz, no importa, porque al leerlo se siente un sentimiento agridulce, extraño de explicar.
Es como un largo invierno, en ese punto en el que llega por fin el verano. Justo en ese instante, esa misma sensación, es lo que expresa toda la literatura de Oscar Wilde. Estoy realmente satisfecho. 
Y yo te pregunto, querido lector, ¿qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre? 


Volver a la Portada de Logo Paperblog