Revista Talentos

Damas

Publicado el 17 enero 2014 por Vicente Luis Mc

En el universo hay muchos tipos de damas ,las que se toman la vida como una competición de amantes a cuál de todos más dispar entre si y las que piensan que el amor es algo que solo ha de demostrarse fuera de los cauces convencionales ,tomándose la demostración de sentimientos como si fuese un turno de oficina.El tenia su propia visión del asunto ,en aquellos días descubrió que lo único que importa es la imagen ,el estado físico ,el estado financiero y la longitud de cierto adminículo que no se muestra más que en contadas ocasiones.Tenía muy claro que Cupido y el eran enemigos íntimos, le salía mas a cuenta comprarse una baraja de cartas y aprender a jugar al póker.Su mala reputación, no le daba para ser un macarra de gimnasio de los que acaban expuestos en hombres mujeres y viceversa, prefería gastar su dinero en algún buen libro.Sus únicas admiradoras, lo eran pues solo disponían de sus palabras al estar ubicadas en el patio trasero del mundo… Un tipo como él con una economía tan precaria como para llamar por teléfono a quien no tuviera teléfono y cuya escena mas tórrida, seria todo menos erótica ,lo único que podría calentar seria la cena y no estaba por la labor de cenar desnudo y menos en invierno.No era un tipo duro, solo tenía cara de pocos amigos pues había llegado tarde al reparto de faces agradables y se tuvo que conformar con lo que había de saldo.Tampoco le importaba no aspiraba a ser modelo, ni siquiera de conducta, simplemente se conformaba con que le tomaran en serio alguna vez mas allá de ciertos ambientes con micrófono incorporado.No esperaba nada que inspirase su lado romántico mas allá de algún poema suelto, de esos que nacen de madrugada cuando el mundo duerme.Tenía claro que la mujer más bella, siempre es inaccesible y está en la mesa de al lado, generalmente riéndole las gracias a un tipo cuyo universo discurre entre mancuernas y elementos de esos que solo se dan en el gimnasio.No era tiempo, ni tenía ganas de creer en el amor, prefería dejar su lado romántico para sus intentos de hacer poemas coherentes, después de todo lo leería alguna desconocida, mientras hacía tiempo para esperar a su cita.Tenía su musa que no le pedía nada a cambio, ni siquiera tener un descapotable blanco con el que salir a fundir la tarjeta de crédito por la ciudad.Si había algo que le producía aversión, era saber que su modo de pensar, no era entendido, ni por ese tipo gordito que lleva flechas en el bolsillo, al cual no tenía el gusto de conocer…Una de las pocas cosas que tenía claro es que de encontrárselo en la calle, le abriría la cabeza de un bastonazo sin pensarlo.El amor y el estaban demasiado distanciados para mandarse mensajes ni siquiera de correo electrónico.El ultimo traspiés le había salido demasiado caro, ahora su corazón decidió emigrar a lugares mas cálidos, dejándolo con la misma cara de palo de siempre.Nunca más ejercería de seca lagrimas de ninguna dama afligida por mucho que se lo pidiera, había entendido la lección para que te quieran, has de ser el más borde de la ciudad y tener una cartera llena de billetes, un descapotable amarillo y pasar diez horas en el gimnasio.El era demasiado tímido para sudar en público, además de considerarlo una descortesía hacia los demás.Le gustaban los descapotables pero no de color amarillo y no estaba en su mente ir por la calle atronando a los vecinos con el último éxito de paquirrin a todo volumen.No era el prototipo de macarra que estaba de moda, así que decidió que seguiría practicando boxeo con las palabras y escribiéndole poesías a aquella chica que había conocido tiempo atrás con nombre de actriz americana, que le apodaba escritor enojón.Sin duda lo único que tenía claro es que el carmín no engorda, ni se indigesta.Cuando más lo meditaba, tenía claro que hay damas que se toman el amor como ir a jugar una partida al casino, pero trucando las ruletas y marcando las cartas para ganar la partida.Le salía mas a cuenta escribir…

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