Revista Literatura

Data

Publicado el 04 enero 2012 por Alephoric
¿Qué será de todo esto? De estos niños que suben a las mesas en los segundos pisos y gritan y juegan con muñecos de Mario Bros. ¿Qué de las siluetas que entreveo? De ese don que conversaba y me explicaba sobre dos hermanos menores y una historia en un pueblo perdido de donde lo sacaron corriendo hacía ya veinte años con sus días y horas. La doña que siempre saluda y pregunta por el don que me llama fijo mensualmente a echar chisme y acompañarse de sí mismo y sus espejos. Se desvanece por cada baldosa que continúa y cada saludo que se pierde en la memoria, en la mía. Cuántas camas he tocado, en cuántos colchones de sábanas y comidas que vienen en bandejas y servilleta de tela. Ella, la última vez, estaba incómoda al ingresar y verme en pijama. Pertenecíamos, parecía tan evidente, a tantas diferencias y tantas humanas casualidades que apenas la sonrisa desdibujó la pereza y esa incomodidad y se perdió en el corredor de alfombra roja en donde nunca he de verla nuevamente o conscientemente nuevamente. Hubo una  que en el primer piso de esa mole de cemento que me recordaba al Minotauro y su desgracia y que se río de alguna bobada mía colgado en el mueble y que no pretendía sino manifestar una queja al aire y el vapor colado. Cuántos que llegan sin dejar marca y se van. Cuántos sonidos de fondo e imágenes y palabras y juegos de palabras y canciones y risas y espacios vacíos que con miedo caminé y que se iluminan y se oscurecen y quizás se llenan vaciándose para asustar a alguien que nunca supo que yo estuve ahí sintiendo ese temor inexplicable que nos empuja a caminar rápido y mirar de lado a lado. Cuánta memoria tiene el universo que acumula todos los sucesos. Yo apenas puedo con unos pocos míos y quiero dormir sin sueño ni pesadilla en un eterno por siempre para siempre en donde todo esté presente y perceptible y no haya que preguntar porque las respuestas nunca se fueron para volver con moño rojo escondidas, esperando ser llamadas, encontrandas, violadas. Un punto entrópico en que todo converge a una voz que me habla sin sonido dentro de mí y me indica qué escribir mientras mis dedos pulsan y construyen códigos que brotan de las entrañas de mi infancia y mi primera lengua. Ahora acostado con un aparatejo sobre mis piernas. Hace poco usaba esferos. Ahora, sólo me sirven para firmar y unas pequeñas notas.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Alephoric 29 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Sus últimos artículos

Revistas