Revista Literatura

De capacidades y habilidades

Publicado el 30 julio 2010 por House

Conozco a una pareja de jóvenes que rondan los veintitantos. Dos ‘guayabos’ jóvenes que viven la vida, pero de diferente forma. A ella la llamaremos Ana y a él, Diego.

Mientras ella ha estudiado y se ha formado y hoy ya podemos tratarla de ‘licenciada’, él, literalmente hablando, vive la vida.

Ana no contenta con culminar sus estudios, intenta encontrar una salida en todo lo que se menea, en todas aquellas actividades laborales que le producen una experiencia laboral y unos conocimientos que de otra manera no tendría, y que le permiten ampliar de forma sólida y considerable su bagaje universitario y profesional. Y hasta es organizada y saca tiempo para ir a la playa, tomar un café con su prima o salir de compras.

Diego, mientras tanto, se levanta a media mañana. No es cuestión de madrugar. No vaya a ser que el hecho de madrugar le ocasione una crisis existencial al ver cómo los mortales se levantan temprano para ir a trabajar, y tenga que regresar al catre para recuperarse del shock post-traumático. Leerá, no lo discuto. Se dedicará a sus aficiones informáticas, no lo niego. Intentará buscar una ocupación laboral, no lo pongo en duda. Pero una cosa son los intentos, y otra muy diferente la voluntad de querer hacer una cosa.

El ser humano es un ser capaz. Está ‘capacitado’ para desarrollar su propia vida, está ‘capacitado’ para tener una actividad laboral y social, está ‘capacitado’ para ser un individuo racional, está ‘capacitado’ para desarrollar su propia vida.

Éstas y otras muchas capacidades son las que convierten al individuo en ser libre. Y en esa libertad, precisamente, radica el meollo de la cuestión. Si somos libres, lo somos para todo. No me vale esos argumentos tan pueriles que se oyen por ahí: ‘No estoy capacitado’. Equivocados andan.

Si eres libre, estás capacitado. Otra cosa diferente, es que no lo sientas así. Pero serlo, naturalmente que lo eres. El individuo es capaz. Diego también es capaz. Sí.

De igual manera que Ana ha sido capaz de desarrollar sus habilidades intelectuales mediante sus estudios universitarios, Diego es capaz de desarrollar una actividad profesional. Lo que probablemente le suceda a Diego es una manifiesta falta de auto estima. Diego es capaz de trabajar. Diferente es que quiera trabajar y abandonar su cómodo letargo.

Cierto es que están viniendo mal dadas, y que los problemas económicos, sociales y políticos están cayendo con la mayor de sus energías sobre la juventud. Pero hay remedio. Me explicaré. Si mis cálculos no me fallan, Diego ha estudiado la carrera de Técnico en Empresas y Actividades Turísticas. Posiblemente él, como otros muchos españoles, no tenga trabajo en su área laboral de especialización. ¿Pero me quiere decir Diego que si se empeña en encontrar trabajo no lo encontrará? Quizás tenga que comenzar su actividad laboral desarrollando otra profesión diferente a la que ha estudiado. Casi seguro. Pero una cosa es eso, y otra diferente que como no hay trabajo en su especialidad ya no lo hay en ningún otro sector. Apañados iríamos.

Ayer hablaba con él. Le proponía diferentes posibilidades de trabajo. Todas sus respuestas tenían el mismo denominador común: ‘que no estaba preparado’. Problemas de auto estima a la vista.

Diego, sí, eres capaz, eres hábil. Y, por lo tanto, puedes y debes hacerlo Sólo es cuestión de voluntad. La autoestima siempre debe ser positiva. Mira a tu alrededor más cercano, observa, toma notas, y aplícalas. Seguro que te irá mejor. Accediendo al mundo laboral no sólo demostrarás que eres capaz y puedes poner en practica tus habilidades, sino algo más importante, tendrás la posibilidad de ser libre, independiente, y poder desarrollar aquellos sueños y aquellos proyectos que hoy no puedes llevar a cabo.

En las diferentes conversaciones que he mantenido con él me ha demostrado que tiene ciertas habilidades para desarrollar determinadas actividades. Por lo tanto, tiene habilidades. Y eso es importante. Pero insisto, creo que es un problema de autoestima.

Me da la sensación que Ana no va a parar. Y que sus proyectos son muchos, y su voluntad de intentar ejecutarlos no resulta parca precisamente. Me alegro por ella. Permíteme un consejo, Diego. El acceso al mundo laboral para la mujer es una inmensa puerta abierta a un mundo nuevo lleno de nuevas y variadas posibilidades en todas las esferas. Y eso da una nueva perspectiva de la realidad y de la vida. ¿Acaso no eras tú quién en este mismo espacio ayer hablaba del efecto boomerang? Aplícatelo. Recuerda… puedes ser libre. Tienes la obligación de serlo. Eres capaz. Tienes habilidades. Simplemente es cuestión de voluntad. Aviso navegantes.


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