si abrazo me salen plumas
dejo la gravedad
me sustento
en espirales de ángel,
me restriego
contra un hombre desnudo
que suplica con los ojos
sin foco ni pupilas.
Otras veces me pinto cintas
en la piel sustituta
y me dejo crecer los colmillos
afilo las uñas contra las piedras,
arqueo la espalda
y salgo a cazar, vestida con sedas,
mintiendo amores
copiando el idioma de las novelas
coreando rock o pitando jazz
descalza
como una guerrera de nalgas curtidas.
Pero también
hay noches que tengo
la sangre dulzona. Abocada.
Y con cada beso mío
él recibe un lucero
y me pongo un hombre dentro
como quien toma un remedio
para resarcir un poco
tantas heridas. Tantas muertes.
Si el día es fértil
me lamo las punzadas
me apareo
y la luna es una herida de bala
en el vientre
que me abre de sur a norte,
y como toda hembra
aúllo más fuerte
y bendigo la tierra
dispuesta a parir sueños.
Hijo de la luna...Una canción...una leyenda - Mecano - Copyright by Susana Inés Nicolini. Todos los derechos reservados
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