Revista Diario

De Principito a “principesa”

Publicado el 10 noviembre 2018 por Decorarmonia Priscilla Locke @decorarmonia

Como una forma de “alentar” la utopia de igualdad perpetuada por los estereotipos malvados, esas tendencias que hacen a las mujeres histéricas y delicadas y a los hombres aventureros testosterónicos, surge “Espejos Literarios” a ofrecer versiones adaptadas vandalizadas de obras clásicas. La primera víctima de esta aberración fue El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, el cual ahora está protagonizado por una niña. Es que los protagonistas varones no tienen espacio en el mundo de diversidad que a toda costa revoluciona y arrastra con todo. Sigamos. En toda la obra original la mayoría de los personajes son varones, no encontramos mujeres astrónomas, ni faroleras, pilotAs, mucho menos mujeres de negocios. Esto es un atentado contra el feminismo, por tanto hay que meter mujeres a la fuerza, haciendo de todo, pues las mujeres pueden hacerlo todo, ¿cierto? La rosa era demasiado dramática y debía esperar a los cuidados del Principito, un estereotipo heteropatriarcal que debemos erradicar, claro que sí. En la Principesa no encontrarás la famosa boa que se ha tragado un elefante, no señores, esto es violencia. La Principesa en su afán de no mostrar elefanticidios, decidió que la boa se tragara un volcán, porque los volcanes representan de alguna manera al patriarcado. (?)

Así, si no quieres renunciar a las obras clásicas, tú también puedes crear destrozar obras maestras cambiando la esencia del mensaje original del autor, eso es lo de menos. Lo que importa aquí es la inclusión, la diversidad, que todos se sientan identificados, combatir lo natural e incentivar los incomprendidos géneros diversos. Veamos la genial adaptación a Blancanieves, que me encontré en un comentario en redes.

Blanca Snow es un chico caucásico homosexual atrapado en el cuerpo de una mujer heterosexual, es acosad@ por su padrastre (sólo un padrastre puede ser peor que una madrastre). En un acto de rebeldía ya que no reconoce su identidad sexual se escapa y se va a vivir al parque, ahí conoce a una serie de niñes huerfanos, 7 concretamente, que ya han vivido el efecto de la distorsión de su identidad sexual, montan un colectivo reivindicando su derecho a sentirse como quieran sin que nadie les criminalice por ello. Hasta que aparece un chico bien, heterosexual, de clase alta, criado bajo la sombra opresora patriarcal llamado Prince Samuel Sultan y se enamora perdidamente de Blanca Snow, está lo rechaza por sus gustos heteronormativos y lo repudia como ser humano porque el amor entre géneros convencionales no existe, es una alienación patriarcal. Pero prince no tira la toalla, es un machirulo opresor que no acepta que su amor no lo quiera por como él se siente respecto a si mismo así que sigue acudiendo al parque para mantener largos debates con Blanca, con el tiempo las palabras de la/El joven hacen mella en nuestro confuso y enamorado amigo, en uno de estos, Blanca consiguió romper los grilletes del heteropatriarcado que oprimian a Prince, este consigue ver la luz, por fin lo tiene claro! El es una mujer homosexual atrapada en el cuerpo de un hombre hetero a la cual le han hecho ser y sentirse un hombre blanco convencional, tras este enorme descubrimiento y la posterior aceptación de si mismo Blanca aceptó y toleró a Prince, que a partir de entonces pasó a llamarse Princess, al ver que no era realmente un hombre blanco hetero si no una mujer homo probablemente de un grupo étnico y racial desfavorecido pero no comprobable (porque nadie puede decirte que no tienes derecho a sentirte un judío gitano vietnamita) vio su compromiso con la causa y se enamoró de elle, porque eso sí era amor de verdad, algo que rompía lo establecido por esta sociedad. Sellaron su amor con un beso tras redactar las cláusulas del contrato de su relación naciente, en la que establecían los limites y las situaciones en las que un “buenos días amor” seria una forma de opresión machista, para evitar futuros problemas. Fueron felices y… bueno eso.

Lo esencial es invisible a los ojos

No importa lo mucho que el pensamiento progre presione con sus ideas anti naturales. No importa que destrocen el arte, el cine, la música. Lo natural siempre vence. Una frágil flor puede hacerse espacio entre el asfalto y florecer su delicada magnificencia, a pesar de los intentos artificiales para crear una diversidad plástica y forzada. Lo natural va a prevalecer a pesar de cualquier revolución que vandaliza y profana. Estoy segura de eso. Porque de lo natural surge la vida, y ese es el propósito de todo, es la esencia, el propósito invisible de la naturaleza.

Con amor dedico este artículo para Bernard Fougeres, quien partió en mayo de este año de regreso a su asteroide. Sé que nunca aprobarías adaptaciones como estas. Y también sé lo que me dirías ante esta oleada de sinsentidos: “Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar.”

© 2018, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND

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