Revista Diario

De tendencias, ídolos y meditaciones

Publicado el 25 agosto 2014 por Cads @CaDs

Ser uno mismo no debería de ser tan complicado no? quiero decir, supuestamente llevamos siéndolo desde que nacemos. Y sin embargo a día de hoy creo que resulta sumamente complicado simplemente ser tu mismo.
Ya sea porque desde que nos despertamos hasta que damos nuevamente con los huesos en la cama estamos sometidos a todo tipo de influencias ya provengan de la televisión, la pantalla de nuestro ordenador o en ese dispositivo al que nos pasamos todo el día pegado llamado smartphone.
Ya sea en forma de noticia, fotografía, podcast, etc estamos sometidos (voluntaria e involuntariamente) a todo tipo de ideas, tendencias y modas en las que resulta tremendamente fácil perderse.
Ayuda saber quien eres, de donde vienes, cual es el camino que llevas recorrido y con suerte tener claro a donde quieras llegar.
Al menos para mi esta última parte es la que puede hacerse mas cuesta arriba si no llevo cuidado.

Hace unos días regresé a España a pasar unas cortas vacaciones de verano. Reencontrarme en mi “sitio” rodeado de mi familia y amigos de toda la vida me sirvió para refrescar la memoria de la persona que salió de ahí hace casi 4 años a la aventura.

Japón me ha cambiado mucho en varios sentidos, algunos de los cuales aún estoy descubriendo, pero todavía hay muchos aspectos que reconozco y otros que no han cambiado en absoluto y que se mantienen exactamente iguales a pesar de los años.

Tal vez sea a raíz de vivir y aprender de una sociedad tan colectiva como la japonesa que me doy cuenta de lo importante que es no olvidar quienes somos.

Creo que es vital mantener y conservar intacto aquello que nos hace a nosotros mismos. Ese gesto, ese sentimiento, ese algo especial que llevamos a cuestas desde al poco de comenzar a dar las primeras bocanadas de aire.

Un ejemplo, tal vez demasiado extremo y no del todo exacto, sea la televisión japonesa.
Aquí en casi cualquier programa de variedades o de opinión (los de comida son simplemente infumables) casi todos los participantes parecen cortados por el mismo patrón.
Comediantes con su gag particular que repiten hasta la saciedad, o ídolos con sus 4 pasos de baile particulares, que cuando pasan a “formar parte del grupo”.
Una vez parte del montón todos repiten los mismos eeeeee, aaaaaa, oishiiiii casi al unísono.

Otro ejemplo que veo repetirse hasta la saciedad es el icono de hombre duro japonés o mujer impolutamente pura japonesa que encarnan la mayoría de los protagonistas de las tele-series.
Personajes que salvo raras ocasiones no tienen mas trasfondo que repetir lo que ya ha sido repetido hasta la saciedad.

Hollywood y sus películas son tres cuartos de lo mismo, solo que en esta ocasión con ojos tétricamente azulados y repitiendo diversas variaciones del arquetipo de héroe clásico.

Tal vez sea por eso que a todos nos gustaría ser mas altos, mas guapos, tener los ojos azules etc… Parecemos olvidar por un momento que tratar de ser algo que no somos sólo deviene en frustración.

Hace algunos meses Héctor me recomendó las meditaciones de Marco Aurelio y me las estuve leyendo a ratos en el avión.

Me sorprendió bastante descubrir que a pesar de la diferencia en siglos que nos separa, los problemas que sufrimos a diario los seres humanos no han cambiado tanto.

Tal vez ahora tenemos más tecnología, nuestras expectativas de vida son mucho mayores y tenemos más información a nuestra disposición (otro tema es que hagamos uso de ella), pero son los mismos problemas los que nos siguen robando el sueño.

Tal vez, adaptando el vocabulario y utilizando un par de términos hype en plan Momento Harajuku y tal, las meditaciones escritas hace al rededor de 1800 años podrían convertirse en todo un best seller actual.

Supongo que dependería de la campaña de marketing viral que decidieran usar…


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