Revista Talentos

¡desarme global ya!

Publicado el 15 noviembre 2015 por Amtaboada @amtaboada
Muy bien. Esclarecimiento y movilización. ¿Cómo se implementa todo eso de una manera sostenida y efectiva?
 
En base a organización. Una organización que esclarezca sobre las grandes lacras de la humanidad: la violencia física, la violencia económica, la violencia racial y la violencia religiosa. Una organización que cree centros de comunicación directa (no intermediada como lo hacen los medios de difusión). Por último, una organización que permita a cada persona comunicarse consigo misma y que enseñe a desarmar la bomba de violencia que cada ser humano lleva en su interior.
Así es que se requiere una estructura que sea montada en base a centros de comunicación directa entre las personas y en la cual cada participante pueda asumir una nueva postura frente a la vida, inspirada en la no-violencia. Esa organización, debe ser apta para orientar a capas cada vez más amplias de la población, en un frente común contra la violencia. Por lo demás, debe ser construida en el medio en que se desarrollan las actividades cotidianas. El medio laboral, profesional, estudiantil y el  medio habitacional y de relación: el barrio, la población, la familia y el grupo de compañeros.
Sin duda que en todo medio en que se desarrolla el trabajo diario, aparecen distintas manifestaciones de opresión y violencia. Es en esos ámbitos, donde mejor se puede esclarecer y movilizar en contra de la violencia física, económica, racial y religiosa. El ideal mayor y de más largo alcance, es el logro de una sociedad de paz, pero cada medio particular ofrece posibilidades concretas de acción para el esclarecimiento, la movilización y la suma de voluntades en la misma dirección. Muy frecuentemente, se llega a conclusiones generales desde los casos particulares. Por ello, es desde el lugar de actividad cotidiana, mediante la predica y la acción no-violenta en contra de la injusticia que se sufre, desde donde (por la acción), comienza a comprenderse los problemas generales que vive una sociedad y, por último, toda la humanidad. Porque el ideal del mundo de paz, comienza a efectivizarse en la práctica y en el compromiso diario con el medio en que a cada cual le toca vivir y en el cual cada uno debe luchar por lograr transformaciones positivas.
Según lo explicado, hay que distinguir dos niveles: el del pacifismo en general y el de la no-violencia en el ámbito cotidiano.
El pacifismo como actitud espontánea, frente al hecho armado de la guerra, es un buen comienzo. Sin embargo, las manifestaciones en ese sentido, resultan inorgánicas si no están acompañadas por la lucha en pos de la justicia, la no discriminación y la hermandad internacional de todos los pueblos. Las masas que concurren a expresarse en contra de las guerras luego se disgregan, y cada cual regresa a su casa y a reemprender sus actividades cotidianas, como si en ellas existiera un mundo apartado del gran problema. Es este salto que se produce entre el pacifismo genérico y la acción cotidiana, el que se debe resolver de un modo coherente. La no-violencia, es la metodología de acción del pacifismo, por tanto, la mejor herramienta para la liberación del sufrimiento social. La no-violencia trabaja con el "vacío", impulsando la denuncia, el repudio, la no cooperación con la violencia y, por último, la desobediencia civil frente a la injusticia institucionalizada. Si el pacifismo inicial aspira a un mundo sin guerras, la no-violencia hace progresar tal ideal hasta convertirlo en el de la humanización de la Tierra. Esta humanización, sin embargo, debe comenzar en el medio inmediato de cada cual, de un modo efectivo, sostenido y, por consiguiente, organizado.
(Extraído de “Pacifismo y no violencia” de “La Comunidad para el desarrollo humano”)
Turín (Italia), Mundo sin Guerras y sin Violencia.

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