Revista Ilustración

Deseos subterráneos

Publicado el 10 septiembre 2012 por Vakawapa
DESEOS SUBTERRÁNEOS
DESEOS SUBTERRÁNEOS
ELLA
Hoy ha tenido un día para olvidar en la oficina. Le duele la cabeza y solo piensa en llegar a casa y acostarse. Menos mal que falta poco para el fin de semana —piensa—, otra jornada como la de hoy acabará por consumirla. Tiene previsto un viaje rápido a la costa. El mar adquiere un encanto especial con nubes de tormenta encima. Eso le han asegurado las dos amigas con las que ha planeado la escapada y el hombre del tiempo, aunque no está muy convencida. Su triste vida de alquiler se tiñe de color con estas huidas de la ciudad. Ensimismada en sus pensamientos (me llevaré también los guantes de lana, no me quedan támpax… ), apenas le presta atención al moscardón de su derecha que no para de observarla con descaro. No le gusta que la miren, se pone nerviosa. Confía en que no se aproxime más. Y si se atreve, seguramente le pondrá cara de fastidio.

ÉL

No tiene dinero para comprarse el coche del anuncio, pero le gustaría. Está harto del transporte público. No es buen lector de libros, lo suyo son los números, así que mientras espera observa a la gente en el andén. A esta chica ya la ha visto alguna vez, pero nunca tan de cerca. Siempre se queda haciendo la estatua, a ver si así la dejan en paz. Si el metro se estropea y no llega es probable que le proponga compartir un taxi, y, ¿por qué no?, invitarla a tomar algo, a lo mejor son vecinos sin saberlo, nunca se ha fijado en qué estación se apea. Gira la vista hacia un lado y otro como si viera un partido de tenis desde la distancia. Trata de calibrar qué posibilidades de éxito tendría si se acercara finalmente a preguntarle, por ejemplo, la hora, con la excusa de que se le ha parado el reloj. Tal vez el tono de su respuesta o la dirección de su mirada le indicara el número de capas que hay que atravesar para acceder a ella. Y no es que sea su tipo ideal, pero bajo su piel parece latir algún instinto salvaje que le hace estar inquieto. Al final, tantas dudas le harán desistir y en dos minutos estará buscando otra posible víctima ya metido en el vagón.
Referenciashttp://www.vakawapa.esGENTE CORRIENTETAGStransporte público comunicación pensamiento pareja publicidad metro espera deseo

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