El espejo siempre era como la ventanilla inquietante,
quizá la ventanilla del vagón de al lado.
-Cariño, esta tarde tenemos visita.
-Vale, voy a ponerme el pijama de las visitas.
Hemos llevado el laberinto a nuestras casas.
Decir de un escritor que te gusta su prosa, ¿no es como decir de un atleta que te gusta la gracia cadenciosa de sus andares?
-¿Sabes? Hemos encontrado un nuevo batería y estamos muy contentos, es un máquina. Solo que, bueno, que hasta ahora ha tocado en un grupo heavy...
Antes del recreo, y sobre el examen que tenemos tras el recreo: