Revista Talentos
Pese a sus proporciones bíblicas, el valle parecía desbordado, pero la carne continuaba tomando cuerpo en las almas errantes. El abogado del diablo y el de las causas perdidas intercambiaban estrategias, mientras los arrepentidos tardíos se flagelaban compulsivamente. Entonces se abrió el cielo, tronó la palabra y todo quedó sentenciado.