Dime de qué presumes

Dime de qué presumes…

¿Recuerdan aquellas cámaras fotográficas de broma y plástico que hacían saltar del objetivo la cara de un muñeco grotesco y burlón? Pues cada vez que escucho a determinados personajes hablando de la transparencia de su partido y de la colaboración de éste con la justicia, tengo la impresión de que el busto parlante se transforma en un muñeco con cara de payaso que, ejecutando un descomunal corte de mangas, salta desde la pantalla del ordenador o de la televisión para mofarse de todos los espectadores.

El peligro para la democracia no es el error en la elección de los dirigentes ni las equivocaciones que los gobernantes puedan cometer. Ambas situaciones pueden ser reparadas. Desde su origen, el gran enemigo de la democracia es la falsedad, la demagogia y la manipulación porque conducen a una situación con electores poco interesados en la política y dirigentes dispuestos a no renunciar a la demagogia ni a la falsificación de la realidad.

En la web oficial del PP se puede leer que para la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, la contabilidad del PP es única, clara, transparente, limpia. Igualmente, escuchamos y leemos con frecuencia a portavoces del PP alardear de ser el partido, tal vez empresa, que más colabora con la Justicia. Cuando los personajes públicos juegan con las palabras, estas corren el riesgo de perder su significado. Un partido trasparente no oculta sueldos, contratos o donativos, ni sus secretarios generales sufren ataques de amnesia concertada ante el juez. Un partido que colabora con la justicia entrega, por ejemplo y sin necesidad de que se le requieran, los ordenadores de quien pasó de ejemplar gerente, tesorero y senador a vulgar delincuente. En todo caso, cuando tanto empeño y énfasis pone el PP en recalcar la transparencia económica y la colaboración con la justicia más sospechosa resulta su palabrería. Es aquello de: dime de qué presumes y te diré de qué careces.

El PP puede insistir una y mil veces que colabora con la justicia pero si sus actos demuestran todo lo contrario, el empeño será vano. Un partido que a cada paso que daba el juez, interponía un recurso para dilatar y obstruir la investigación, no debiera presentarse como ejemplo de partido colaborador. Un partido que ha sido expulsado por el juez, de la causa abierta contra Bárcenas, por ejercer más como defensor que como acusación particular, no parece que pueda alardear de colaborar con la justicia sin faltar a la verdad de los hechos. Un partido que cuando el juez le pide los libros de registros de visitas, los hace desaparecer o que manipula los ordenadores que usaba el extesorero para borrar todas las pruebas o huellas que pudieran existir, ¿puede honestamente decir que es trasparente y alardear de ser el que más colabora con la justicia?

Pretende Rajoy, Cospedal, Floriano y su coro mediático convencernos de las virtudes que no tiene el PP. Si los hechos no demostraran lo contrario, podrían resultar creíbles. Sin embargo, no lo son. Lo peor es que cuando se sustituye la persuasión por la demagogia y el engaño, se acrecienta el desafecto y la democracia se resiente. Para evitar sus peligros no hay mejor mecanismo que recurrir a la esencia de la propia democracia: opinión pública, conciencia social y compromiso democrático.

En todo caso, cuando el PP alardea de transparencia y de colaborar con la justicia, habría que recordarle aquello del dicho popular: dime de qué presumes y te diré lo que más necesitas y lo que más falta te hace.

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