A medida que el mundo se vuelve más avanzado tecnológicamente, nos encontramos con que la nueva tecnología se incluye en nuestra vida personal e incluso en el hogar. La domótica se está volviendo cada vez más popular en todo el mundo y se está convirtiendo en una práctica común.
El proceso de automatización del hogar trabaja controlado automáticamente nuestras casas, usando la tecnología para hacer el trabajo que normalmente se haría manualmente. Es mucho más fácil de instalar un sistema de domótica en una casa mientras está todavía en construcción, ya que es posible colocar los elementos necesarios en el interior de los muros. Si bien, las casas ya construidas pueden hacer uso sistemas inalámbricos, lo que les brinda una domótica menos intrusiva.
La domótica se ocupa de una gran cantidad de diferentes actividades en la casa. Estas actividades van desde encender los aspersores a una cierta hora del día hasta la detección de intrusos en el medio de la noche. Los más avanzados detectan de la presencia de la persona en una habitación y ajustan la luz ambiente, la temperatura de la habitación o el volumen de la música, de acuerdo con diversos factores como el día de la semana y la hora.
La domótica integrada controla alertas con todo tipo de sensores de seguridad, iluminación, audio, actuaciones en caso de incendio, fugas de gas, simulación de presencia, etc. Todo ello con el fin de proteger el entorno para vivir de una manera concreta.
La principal diferencia entre la automatización del hogar y la domótica es, sin embargo, la interfaz humana. En la domótica, la ergonomía es de especial importancia: el control debe ser en gran parte basado en imágenes y autoexplicativo.
Disfrutar de la automatización integrada es la parte más hermosa de vivir en una casa inteligente además de una manera cómoda segura y con plena autonomía. Se entiende, por tanto, la importancia de integrar todas las tecnologías existentes para servir a estas personas con eficacia.
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