Revista Diario

¿Dónde está mi niña?

Publicado el 13 febrero 2017 por Luci Di Prima

¿Dónde está mi niña?

Domingo. 

     Entonces empiezo a correr. Me dirijo escalofrío a la puerta de atrás, tardo poco y me detengo en el principio de mis dudas. Sólo puedo llorar. Allá dónde sé que comenzó a morir estoy parada, de pie, frente al paisaje que vio por última vez, cuando todavía no había pasado nada, cuando jugaba con muñecas de trapo y no sabía que iba a ser así. Yo no tengo sangre en mis manos, no he sido yo, compruebo mi ropa intacta y limpia, alguna mancha de barro sólo por apresurarme a llegar. El silencio se rompe con mis lloros, vomito llanto y hago ruido. Mientras agonizo en lágrimas piso sus pisadas. Sólo puedo llorar. Toco el último tacto derramado sobre el suelo de mi lloro, dejando húmedo un pequeño surco temblor estoy aquí, corriendo por ella, suponiendo que aparecerá, que todavía anda por allí, que he podido alcanzarla en una escasa esperanza. Pero nada sucede así. Miro la tierra y no hay más rastro que el mío, el de perderme dónde siempre estuve. Ni mi nombre se siente mío, lo susurro en bajos gemidos, lo repito para adentrármelo, soy yo, soy yo, ¿o soy ella?.

       No había vuelto desde que me escapé de casa, «eres una cría quejica», no sé dónde está esa niña malcriada, yo nunca la sentí así, sólo puedo creer que nunca la sentí así. Y llorar me hace culpable, por aceptar el dolor dentro de mí, por no poder rabiarlo de otra que no sea haciendo este ruido, lo odio, odio el jadeo de mi llanto, es lo que me devuelve al mismo lugar, a la misma edad, a la misma culpa de haber nacido. ¿Dónde está mi niña malcriada?. La vida corre debajo de la piel de mi cara, el olor fresco del vapor en verano, trotar por la calle y atravesar las paredes de mi cuarto con saltos, ahora puedo llorar, vomitar los llantos. Hacerme valor, y justo cuando siento mi nombre de nuevo, reconocer que fui yo, a esa niña la maté yo. Cuando nadie lo esperaba. Aunque su cuerpo aflore algunas veces de entre la tierra húmeda, como en esta tarde, y me golpeé hasta ni siquiera sentir dolor, golpéame mi niña, mi cría, golpéame hasta sacarme el aliento, y dejar tu manso quebrado en mi estómago, golpéame mi niña, hasta que vomite la última lágrima.

Luci.


¿Dónde está mi niña?

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