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Dos mitades son dos

Publicado el 29 agosto 2010 por Mundodimasiado
Se sabe en las matemáticas que la suma de dos mitades es uno entero. Y, ciertas filosofías enseñan que todo el mundo debe encontrar su pareja, o sea, su otra mitad. Sin embargo es preciso cuestionar si el hecho de no tener a “alguien” te hace “media” persona.
Se aprende desde la niñez que un individuo es único, o sea, singular, y que no hay nadie totalmente igual ni físicamente tampoco en la personalidad. Por lo tanto, se entiende que Tú eres Tú y punto final, y que sus padres no dejaron el molde para que los otros pudieran hacer copias de ti.
El ser humano pasa gran parte de la vida intentando completarse, y por fijarse tanto en ello se pierde en ciertos momentos y falla. ¿Que es lo que nos complementa? Una relación de pareja? ¿Una realización profesional o personal? ¿Qué es, entonces?
Para sentirse entero es necesario estar bien contigo mismo y tener plena conciencia de quien eres, pues esto es una de las cosas que realzan el carácter particular del individuo.
Hay personas que tienen un amor, y aun así no son totalmente felices. Parece que existe un vacío molestando. Muchas veces se da “vueltas alrededor del mundo” para intentar hallarse. Uno se acaba descubriendo en la religión, otro en la carrera, o entonces todo junto.
Cuando se casa en una iglesia, por ejemplo, es normal escuchar que los novios serán “una sólo carne y un solo cuerpo”. En la práctica significa que ellos van a ser un casal, y que todo lo que cada uno hiciera va a reflejar en el otro, ya que ambos estarán íntimamente enlazados. Pero, en la realidad continuarán siendo dos: él como un hombre y ella, una mujer, y cada uno tendrá su personalidad y funciones de acuerdo con la sexualidad, incluso discordando del otro en varias ocasiones, resaltando así la singularidad.
La concepción de individualismo puede, en ciertos casos, ser confundida con el de egoísmo y provocar alejamiento entre una pareja. Sin embargo, cuando hay semejanzas de opiniones y gustos, se dice que existe una intersección. Y, es ése encuentro de pensamientos que los dos se tornan uno solamente.
Si una persona se siente obligada a renunciar a un sueño para no perjudicar o no pelear con la pareja, por ejemplo, entonces deja de ser “una” para tornarse “media”, pues está anulándose.
¿Será que dos personas que se separan se tornan “media” de nuevo? ¿Y, si una de ellas tuviera varias relaciones, cuántas mitades ella tiene de verdad?
¿Y, cuándo el marido o la mujer se ha muerto? ¡Es importante no olvidar que ambos seguramente deben de tener distintas edades y vivieron de la niñez hasta la vida adulta en diferentes lugares y nunca se han comunicado o mantenido cualquier tipo de relación!
¿Será que no existe mitad perfecta y lo que importa es apenas “completarse”? Pensando así se cree que todo no pasa de un encaje “Yin-Yang”, y que las demás características de alguien no hacen ninguna diferencia. Con eso el romanticismo perdería su brillo, y el placer de “experimentar” personas no podría más ser justificado por la búsqueda del amor verdadero.
Considerando que el individuo siempre va a necesitar algo para sentirse completo o realizado – eso contradice lo que ha sido dicho antes en el texto -, se podría suponer que él siempre será una mitad. A la vez que ha alcanzado determinado objetivo, sus ojos mirarían deseos más sublimes.
La visión presentada en el párrafo anterior induce a pensar en el ser humano como un andrógino o simplemente un adicto psicosexual, que no pudiera supervivir sin estar atado a otra persona.
Imagina, por ejemplo, el “matrimonio” entre dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. Ambos se unieron para lograr estabilidad. Sobre todo esta fusión sólo se completó, porque una de las partes tuvo que redoblarse para agradar al otro. Y, de ese amor nació el agua.
Uno más uno puede ser igual a dos o a uno sólo. De la misma manera que dos mitades son uno, podrían ser dos, tres, cuatro… o cero. ¡Las matemáticas están en tus manos!

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