Revista Literatura

El Álbum

Publicado el 29 mayo 2014 por Cuchu
Foto: El Álbum  Paloma miraba las fotos con detenimiento, una y otra vez, en un intento de absorber cada instante reflejado en las imágenes para volver a vivirlo. Mirarlas evocaba momentos de felicidad, satisfacción, alegría, amor, plenitud…  ¡Qué lejanos estaban esos instantes capturados por una cámara!  ¡Cuánto habían cambiado las cosas!  En las fotos habían paisajes preciosos de lugares muy dispares, reflejando momentos de todas las categorías, sin embargo todas tenían un denominador común: las caras sonrientes con ojos llenos de amor y alegría.  Paloma que se había olvidado de su sonrisa cogió una foto en la que estaba especialmente sonriente y con ella en la mano se acercó a un espejo tratando de repetir ese gesto tan agradable. Hacía muecas forzadas y su boca tomó la forma de sonrisa, pero aun así no consiguió el efecto esperado. Sus ojos reflejaban una profunda tristeza y su boca a pesar de estar en la postura correcta no reflejaba una sonrisa sino dolor contenido en el alma… Dejo de hacer muecas y se quedó muy seria mirando el reflejo de aquella mujer destrozada y triste que en otro tiempo fue tan feliz.  ¡Cuánto habían cambiado las cosas!  Ahora ya no había fotos, ni sonrisas, ni momentos alegres. Ahora sólo había tristeza, vacío, sensación de fracaso, decepción, soledad y muchas, muchas lágrimas…  Las personas que posaron con ella en las fotos ya no formaban parte de su vida, no querían saber nada de ella y si alguna vez se cruzaban no le sonreían, sus sonrisas eran para cualquiera que no fuera ella… Quizá piensen que no las merece, como tampoco merece su cariño, tal vez…  Esas personas a las que Paloma quiere más que a su vida han preferido olvidarla… Y eso duele, y eso destroza, entristece, decepciona…  Ella que siempre se lo dio todo desinteresadamente, que se entregó por entero con gusto a hacerlas felices… tal vez se equivocó… Quizá fue en su forma de hacer las cosas o en su forma de decirlas… Tal vez esperó demasiado de ellas… ¡Tal vez!  Pensó que ya sólo le quedaban los recuerdos felices reflejados en aquellas fotos y decidió confeccionar un álbum muy especial, un álbum con frases y adornos, que hicieran de cada foto un tesoro único. Sabía que no era necesaria tanta parafernalia porque esos recuerdos ya eran tesoros en su corazón; pero quería tenerlos todos juntos y al alcance de su mano en cualquier momento… para tocarlos, acariciarlos, sentirlos… y engañarse pensando que eran parte del presente. Al menos así nunca olvidaría lo que un día sintió, lo que un día fue…  Cada vez que mirara el álbum esas sonrisas la mirarían con amor y esos ojos le sonreirían siempre… Cada vez que abriera el álbum esos momentos volverían al presente, un presente agradable y feliz.  Con cada foto que añadía al álbum, lágrimas de amor brotaban de sus ojos e iban a parar a su corazón, limpiando su tristeza, su dolor, su decepción…   Paloma abrió su álbum ya terminado y se sorprendió al notar que sonreía mirando aquellas fotos con cariño, sin tristeza, sin dolor, sin decepción… sólo sentía la dulzura, la ternura y el amor que las fotos le transmitían, sentía gratitud porque gracias al amor de esas personas había sido feliz mucho tiempo. Le habían regalado los mejores momentos de su vida...  Fue en ese momento cuando aceptó por primera vez que las cosas son como tienen que ser, que siempre hay una razón para todo y que el presente hay que vivirlo como viene, aunque no fuera como ella esperaba.  … Y la serenidad empezó a inundar el alma de Paloma… -María Jesús Blanco-
Paloma miraba las fotos con detenimiento, una y otra vez, en un intento de absorber cada instante reflejado en las imágenes para volver a vivirlo. Mirarlas evocaba momentos de felicidad, satisfacción, alegría, amor, plenitud…
¡Qué lejanos estaban esos instantes capturados por una cámara!
¡Cuánto habían cambiado las cosas!
En las fotos habían paisajes preciosos de lugares muy dispares, reflejando momentos de todas las categorías, sin embargo todas tenían un denominador común: las caras sonrientes con ojos llenos de amor y alegría.
Paloma que se había olvidado de su sonrisa cogió una foto en la que estaba especialmente sonriente y con ella en la mano se acercó a un espejo tratando de repetir ese gesto tan agradable. Hacía muecas forzadas y su boca tomó la forma de sonrisa, pero aun así no consiguió el efecto esperado. Sus ojos reflejaban una profunda tristeza y su boca a pesar de estar en la postura correcta no reflejaba una sonrisa sino dolor contenido en el alma…
Dejo de hacer muecas y se quedó muy seria mirando el reflejo de aquella mujer destrozada y triste que en otro tiempo fue tan feliz.
¡Cuánto habían cambiado las cosas!
Ahora ya no había fotos, ni sonrisas, ni momentos alegres. Ahora sólo había tristeza, vacío, sensación de fracaso, decepción, soledad y muchas, muchas lágrimas…
Las personas que posaron con ella en las fotos ya no formaban parte de su vida, no querían saber nada de ella y si alguna vez se cruzaban no le sonreían, sus sonrisas eran para cualquiera que no fuera ella… Quizá piensen que no las merece, como tampoco merece su cariño, tal vez…
Esas personas a las que Paloma quiere más que a su vida han preferido olvidarla… Y eso duele, y eso destroza, entristece, decepciona…
Ella que siempre se lo dio todo desinteresadamente, que se entregó por entero con gusto a hacerlas felices… tal vez se equivocó… Quizá fue en su forma de hacer las cosas o en su forma de decirlas… Tal vez esperó demasiado de ellas… ¡Tal vez!
Pensó que ya sólo le quedaban los recuerdos felices reflejados en aquellas fotos y decidió confeccionar un álbum muy especial, un álbum con frases y adornos, que hicieran de cada foto un tesoro único. Sabía que no era necesaria tanta parafernalia porque esos recuerdos ya eran tesoros en su corazón; pero quería tenerlos todos juntos y al alcance de su mano en cualquier momento… para tocarlos, acariciarlos, sentirlos… y engañarse pensando que eran parte del presente. Al menos así nunca olvidaría lo que un día sintió, lo que un día fue…
Cada vez que mirara el álbum esas sonrisas la mirarían con amor y esos ojos le sonreirían siempre… Cada vez que abriera el álbum esos momentos volverían al presente, un presente agradable y feliz.
Con cada foto que añadía al álbum, lágrimas de amor brotaban de sus ojos e iban a parar a su corazón, limpiando su tristeza, su dolor, su decepción…
Paloma abrió su álbum ya terminado y se sorprendió al notar que sonreía mirando aquellas fotos con cariño, sin tristeza, sin dolor, sin decepción… sólo sentía la dulzura, la ternura y el amor que las fotos le transmitían, sentía gratitud porque gracias al amor de esas personas había sido feliz mucho tiempo. Le habían regalado los mejores momentos de su vida...
Fue en ese momento cuando aceptó por primera vez que las cosas son como tienen que ser, que siempre hay una razón para todo y que el presente hay que vivirlo como viene, aunque no fuera como ella esperaba.
… Y la serenidad empezó a inundar el alma de Paloma…
-María Jesús Blanco-
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