Revista Literatura

El Bloqueo por Desbloqueo

Publicado el 02 marzo 2015 por Cabaltc

El Bloqueo del escritor

Este es un tema que nos preocupa a todos los que, de algún modo, participamos en el gremio de los escritores. Aunque bien es cierto que cualquier trabajo creativo puede sufrir este tipo de bloqueos. Existen un sinfín de artículos escritos a este respecto. Pero yo quiero hablaros de un nuevo tipo de bloqueo que he sufrido en las últimas semanas. Lo he llamado el bloqueo por desbloqueo.

Antes de poder entrar a explicaros qué es ese bloqueo por desbloqueo, me gustaría explicaros qué es para mi el bloqueo del escritor y cómo se puede evitar.

El bloqueo es ese momento a lo largo de una historia en el que no consigues unir dos partes de tus tramas. Bien porque te has desviado del plan inicial, y debes modificar el final o cambiar el principio, o bien porque no tenías ningún plan y has llegado a un punto muerto.

En cualquier caso, todos aquellos que hayáis escrito alguna vez lo conoceréis. Es un momento de gran frustración y desesperación en el que empiezas por no saber cómo continuar y terminas por replantearte todo lo que has escrito. Vamos, lo que se llama una crisis de fe en toda regla.

Desesperación. El bloqueo por desbloqueo. Desesperación. El bloqueo por desbloqueo.

Sin embargo tiene una solución rápida, aunque, como veréis, el problema del bloqueo es más inherente a nosotros mismos de lo que nos pensamos.

¿Cómo desbloquearse?

Hay un artículo llamado el bloqueo del escritor no existe, que leí hace algún tiempo (y del que siento no recordar la fuente). En ese artículo nos vienen a decir algo muy interesante, que no voy a desvelar todavía.

Analicemos brevemente esa pequeña definición que os he planteado sobre el bloqueo:

  1. Te has desviado de tu plan inicial y hay piezas que no encajan.
  2. No tenías previsto llegar donde estás en tu historia y no sabes cómo continuar.
  3. Te falta un plan.
  4. No has planificado…
  5. No esperabas que sucediera…

¿Veis el patrón? El bloqueo entendido como una parálisis mental y creativa que nos impide avanzar no existe. Lo que existe es una falta de planificación. Es más, si consiguierais olvidar todo lo que sabéis de vuestra historia y simplemente leyerais lo que tenéis, estoy al 100% seguro de que podríais continuar escribiendo sin problemas. Porque no es falta de creatividad, es falta de organización, de planificación, es un choque de ideas contrapuestas que no conseguís desenmarañar.

Ahora bien, el título el bloqueo del escritor no existe, es más bien poco acertado. Porque todos los que hemos vivido esa parálisis mental sabemos que es un bloqueo, pero no porque seamos malos creativos, sino porque nos hemos planificado mal.

Porque amigos, esa es la solución. Planificar. Y ahí entra cada uno de nosotros. Algunos planificamos casi todo, nos gusta y se nos da bien, y a otros no les gusta planificarse. Y dentro de los primeros, a algunos también nos gusta mucho saltarnos nuestros propios planes…

El artículo que os mencionaba sobre el bloqueo habla precisamente de eso: si tienes un plan suficientemente detallado y te ciñes a él, es prácticamente imposible que nos bloqueemos. Si, es cierto, pero… ¿a quién no le apetece abandonar su plan y escribir lo que le de la gana? Porque las historias están vivas y evolucionan con nosotros.

Sabemos cómo empieza nuestra historia, pero lo más seguro es que no sepamos cómo va a terminar.

Sin embargo, sí que podemos prevenir los bloqueos con planes de escritura dinámicos (teniendo varios finales en mente) o bien (y este es el que más me gusta a mi) revisando nuestro plan con cierta frecuencia y adaptándolo lo necesario.

Y antes de explicaros mi nuevo concepto del bloqueo por desbloqueo dejadme contaros una pequeña historia.

¿Cómo salí de mi propio bloqueo?

Todavía no he venido aquí, como aquel que decía, a hablar de mi libro. Pero creo que es interesante que os explique mi relación personal con el bloqueo del escritor.

Mientras escribía mi novela me encontré con un desajuste entre mi desenlace escrito y mi desenlace deseado. Bueno, eso es simplificar demasiado. Me encontré con un relato largo con entidad suficiente para convertirse en novela y muchas ganas de que así fuera. Mi primer error fue no adaptar mi plan a la nueva situación, y ponerme a escribir a ciegas.

En el proceso de añadir nuevas tramas, encontré dos muy interesantes, con mucho potencial y que me gustaban enormemente. Así que mi idea inicial se convirtió en otra cosa y en el fragor de la escritura, me desentendí de cualquier plan y dejé que mi historia y mis personajes crecieran a su libre albedrío.

Y es entonces cuando me alejé de mi nuevo mundo para verlo en toda su extensión y encontré que las piezas no encajaban. Mi final tan esperado era casi incompatible con mi nuevo desarrollo.

Ese desajuste provocó un bloqueo de semanas. ¿Cómo podía unir las dos piezas sin cargarme el puzzle? Me gustaba mi final, y me gustaba mi desarrollo así que… ¿Cómo podía hacerlos encajar?

Pues bien, no podía. Es algo fácil de decir ahora, pero creedme que me costó mucho tomar esa decisión, aunque eso es otra historia. Entonces… ¿cómo lo solucioné?

Dejando de escribir un tiempo y pensando más a lo grande. Obviando toda mi historia, mi conocimiento y mis deseos para con mis personajes. Y haciéndome la siguiente pregunta: ¿hacia dónde deberían ir los personajes tal y como están ahora?

Asumiendo que lo que llevaba escrito es coherente, sólo había dos soluciones: rompía el hilo conductor de la historia para adaptar mi final o bien cambiaba mi final.

Como es lógico, ganó la segunda opción. Así que durante unos días dejé mi portátil a un lado y me fui a mi Starbucks favorito (si, soy de esos a los que les gusta escribir en un Starbucks) únicamente con mi música, mi libreta y mi bolígrafo. ¿A hacer qué? A pensar en qué secuencia de pasos tendrían que dar mis personajes para llegar… ¿dónde? Al nuevo final que también tuve que descubrir.

Es decir, cogí un boli y un papel y redacté un plan mínimamente detallado de quién iba a hacer qué, qué escenas necesitaba y, en definitiva, los caminos que iba a hacer seguir a mi historia. Sin redactar, sin detallar. Simplemente un Lydia tiene que explicar esto, Sam reaccionará de este modo, etcétera etcétera.

Y después de tener un esqueleto completo de mi vieja nueva historia, empecé a escribir las escenas más complicadas (desde el punto de vista de mi bloqueo), aquellas que me habían llevado a bloquearme. Y fue entonces cuando llegó…

El bloqueo por desbloqueo

Me sentí tan realizado al romper la maldición del bloqueo que volví a bloquearme. Había salido de un atolladero enorme, había reestructurado mi historia, había escrito lo más importante de toda la trama y me sentía muy bien. Realizado. Tan realizado, que me daba un poco de miedo, de pereza, el ponerme a redactar el final. Porque podía bloquearme otra vez, y uno se encuentra tan bien después de romper un bloqueo… que no le apetece encontrarse otra vez en la misma situación.

Así que amigos míos, en vez de seguir avanzando con mi historia, estoy aquí sentado escribiendo esta entrada. Porque a todos nos gusta que los planes salgan bien, y cuando salen bien nos merecemos disfrutar de un pequeño descanso. Nos merecemos disfrutar de un bloqueo por desbloqueo.

Escrito por David Olier para El Rincón de Cabal

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