El bollo suizo

¡Pobre bollo suizo! ¡Con lo que me lo habían recomendado! Y me sale tan antiespañol, pero no de hombres, ¡Vaya por Dios! Sino de mujeres, ¡”Misógeno  hispanis”!  Tal y como recoge en su libro El Paseo de Robert Walser (1878-1956) que lo digo, porque comenzó ya en la Primera página, como si de una gacetilla vulgar se tratara, cotilla y malinterpretada, pues no que va y nos dice en la página 9…
“Declaro que una hermosa mañana, ya no sé exactamente a qué hora, como me vino en gana dar un paseo, me planté el sombrero en la cabeza, abandoné el cuarto de los escritos o de los espíritus, y bajé la escalera para salir a buen paso a la calle. Podría añadir que en la escalera me encontré a una mujer que parecía española, peruana o criolla. Mostraba cierta pálida o marchita majestad. Sin embargo, he de prohibirme del modo más estricto detenerme aunque no sean más que dos segundos con esta brasileña o lo que fuere; porque no puedo desperdiciar ni espacio ni tiempo.”
¡Di que no, hijo, cómo vas tú a desperdiciar nada!, añadiría yo y sin intención por mi parte de faltar, por supuesto. No quiere distinguir entre distintas ciudadanas del mundo y nos mete en la Termomíx a todas las que hablamos una lengua derivada del Latín. ¡Vamos que le sobramos todas!
Lo dejé pasar…  y seguí leyendo. Me parecía un poco extravagante el tío, pero quién soy yo para juzgarle ya en la primera página… Seguí leyendo como he dicho, y prueba es que he terminado  el librito, 76 páginas creo,  sin mandarle a paseo. Paseando lo he devuelto, a la Biblioteca pública de donde lo obtuve, con mucha alegría y majestuosidad, a ver si duerme el sueño de los justos, y nadie más lo saca a pasear si no es con correa y bozal.
Y sigo… porque para basar mi adjetivo calificativo a este señor, quizás tenga que aportar más pruebas…
En la página 72, el buen mozo se permite escribir … “una casa campesina con un refrán escrito sobre la entrada, dos bohemias galizianas, eslavas, serbias o incluso gitanas de botas rojas, ojos negros como la pez y cabello a juego, ante cuya extranjera visión se piensa quizá en la novela de Gartenlaube  La princesa de los gitanos, que sin duda transcurre en Hungría, lo que importa poco, o en  La gitanilla, que sin duda es de origen español, lo que no es preciso tomar al pie de la letra.”.
Pues ¡Ea! Que se mete con la flor y nata de las letras españolas, nada más y nada menos que con Miguel de Cervantes y Saavedra, y con una de sus composiciones pertenecientes a las Novelas Ejemplares, porque si era por alabarlo lo habría mencionado como al Gartenlaube y si es para indicar que la gitanilla no era tan niña, pues es verdad, porque va de amores, ¿Le daría asco? Y era adoptada por gitanos porque Cervantes la hace de sangre noble española, a qué viene que no se precise tomarlo al pie de la letra. ¿Cómo habría rabiado si llega a aguantar 3 años más y hubiese visto el monumento a Cervantes que le hacen en la Plaza de España en Madrid, precisamente de La gitanilla, letra por letra.
  Pero por todos lados hace agua este buen señor, no se casó nunca ni tuvo novia, algo para despistar en su Berlín pero a juzgar por este paseo… que cualquier buen mozo aprovecharía para echarse novia, va él y… sólo visita ancianas… mal mercado para abastecerse de azahar blanco. Y además le dio por inventar un tipo de escritura microscópica a lápiz, que algunos aún están descifrando porque ni con lupa se lee.
Marchó para el sanatorio compuesto y sin novia, porque el pobre murió en uno de sus paseos, quedó tendido sobre la nieve, descanse en paz. Para mí que estaba loco, pues le tocaba al pobre el mal de las vacas locas, digo de la locura heredada de su madre y que todos sus hermanos habían ido, uno tras otro, padeciendo y muriendo de ella. ¡Que no me hubiese tocado las narices por partida doble!
P.D.: "Eso sí, a ratos… disfruté de su paseo, que no de su compañía. Gracias Carmen."
{¡B U E N A_____S U E R T E!}