Revista Talentos

El buen corazón de una triste historia

Publicado el 28 diciembre 2014 por David García @cheriosky

La mañana es soleada en este valle tan hermoso, donde a lo lejos se ven a los niños jugar alegremente; ellos son felices así, sin preocupaciones de ningún tipo… solo tienen que preocuparse de reír y jugar. Mientras tanto en la casa de al lado, una familia lucha por seguir adelante, las cosas no van bien en casa, no hay dinero y lo poco que queda es para comer y ayudar a los niños. Noemí se encierra cada tarde en su habitación en busca de una solución; ella tuvo que dejar sus estudios de la universidad para hacerse cargo de sus hijos, quiso ser maestra, pero la vida le dio un giro cuando era muy joven. Mario el marido de Noemí, trabaja casi todo el día en la empresa de su padre que él dirige; apenas pasa tiempo con la familia. Las cosas no van nada bien en la empresa, cariño – Le decía Mario a su mujer con cara de tristeza. Seguramente me tenga que bajar el sueldo, no sacamos beneficios suficientes para liquidar deudas… Noemí ya se desespera un poco más y le dice a su marido: Mi amor, porque no vendes la empresa no podemos seguir así, mira cómo estás… apenas te puedes alimentar, no sé de donde sacas tantas fuerzas. – No puedo cariño, sabes que es un negocio familiar y mis padres jamás me lo perdonarían, le decía Mario a Noemí. Yo no puedo más… a Eneko y a Erika apenas puedo comprarles ya ropa y material para que sigan estudiando, nosotros estamos al no poder más y lo sabes; me he planteado vender cosas e intentar sacar algo de dinero para ir un poco mas desahogados, busco muchas alternativas y todas me llevan a la desesperación. Mírate, sabes que no estás bien y como sigas así vas a necesitar un medico… sé que es duro para ti… ¿ Te crees que para mí no lo es ? Claro que se me hace duro pedirte que vendas la empresa; pero ya no es solo eso, apenas ya nos damos cariño, no disfrutamos juntos… echo de menos hacer el amor contigo. – Le decía Noemí a Mario. Así pasaron los meses, Eneko y Erika crecieron y ya se daban cuenta de la situación de la que estaban viviendo sus padres. Empezaron las preguntas… Noemí y Mario no sabían ya que responderles a sus hijos, no querían que supieran la situación tan terrible por la que estaban pasando. Pero Eneko y Erika, eran muy inteligentes y sabían desde el primer momento la mala situación que estaban atravesando sus adorables padres; fruto de ello, buscaron una solución. Inmediatamente, Eneko y Erika se pusieron a pensar… Al cabo de una semana, dieron con una idea brillante que a sus padres les haría muy felices.
 ( Continuará )

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