—Lo siento, señor. ¿Le conocía? Anoche se lo llevó el forense.
Revista Talentos
Cada día, después de comer en el bar, dejaba pagado un café para él, con propina para que el camarero se lo acercara hasta el portal. Hoy sería diferente. Se lo llevaría él mismo y le diría: "Perdóname, papá".
—Lo siento, señor. ¿Le conocía? Anoche se lo llevó el forense.
—Lo siento, señor. ¿Le conocía? Anoche se lo llevó el forense.