Revista Diario

El cambio y sus consecuencias

Publicado el 20 abril 2012 por Wardrobe

Hola, me llamo Xavier y tengo un trabajo fijo. Lo voy a dejar para irme a vivir a la otra punta del mundo, a trabajar por cuenta propia y a cambiar mi estilo de vida.
Cuando alguien escucha esta frase de mis labios suele pensar: este chico está loco.
Y suele decir: ¿Pero tú sabes cómo está el mundo ahí fuera?
Como si alguien lo supiera realmente.
En las últimas semanas, me he visto abordado principalmente por dos tipos de personas:
a) Los "soñadores": Se interesan por tu proyecto, tus motivos para llevarlo a cabo, los comprenden (sin necesidad de compartirlos), te brindan palabras de ánimo y de apoyo sinceramente.
b) Los "realistas": escépticos. Saben que la vida es lo que tienen delante y te dicen lo difícil que es cambiarla. No se interesan realmente por tu historia, pero te hacen preguntas con la intención de entrar a debate y demostrarte lo equivocado que estás.
¿Un consejo? mantente alejado de los individuos de la categoría B. Intentarán mermar tus esperanzas y hacerte dudar.
Quedan 164 días para que deje mi trabajo. Un trabajo en el que he invertido 1825 días de mi vida. En el que he aprendido a ser independiente, a madurar, y  a saber lo fácil que es estancarse creyendo que haces lo correcto. Por supuesto que hablo de mi caso en concreto.
Cuando comenzó la crisis, estuve comisionado en el extranjero durante unos cinco meses. Gane una cantidad decente de dinero, que invertí en un Peugeot 206 del año 99, y en mi boda.
Me casé a los 23 años de edad. Mucha gente me dijo: ¿Pero tú sabes lo joven que eres?
Individuos "B". Por suerte, algún que otro "A" me dio ánimos a seguir llevándome por mis impulsos. ¿Es lo que te pide el cuerpo?, entonces, no dudes.
El año que viene, en Julio, mi mujer y yo celebraremos diez años juntos. Tal vez en Bali, tal vez en otro lugar. ¿Por qué hemos mantenido una relación desde tan jóvenes, cuando hay tanta gente por conocer? Simplemente, nos lo ha pedido el cuerpo.
Sin embargo ahora, marcharme, armarme de valor y alejarme 12.800 kilómetros de mi hogar, dejar aquí  todas mis posesiones  y  a mis seres queridos... Aunque suene extraño, a mis veinticinco años de edad, es lo que me pide el cuerpo.
No necesito dar más explicaciones a nadie que esa. Y se de buena tinta, que esa explicación carece de valor para la mayoría. Y es a ti, que lees mis pensamientos, que conoces mis miedos y mis esperanzas. A ti, lector, te pregunto, ¿qué clase de persona eres? ¿qué clase de persona quieres ser?
Mientras lo piensas, o desechas totalmente la idea de pensarlo, solo te diré una cosa que no va a cambiar hasta el 29 de Septiembre de este año:
Hola, me llamo Xavier y tengo un trabajo fijo. Lo voy a dejar para irme a vivir a la otra punta del mundo, a trabajar por cuenta propia y a cambiar mi estilo de vida.
Xavier
P.D: Por si no leéis los comentarios. Los ejemplos que he expuesto, son claramente los más extremos. En el equilibrio está la virtud. Hay que intentar ser tan soñador como realista.

El cambio y sus consecuencias

Aunque llegue el ocaso, aprende a valorar la magia de su luz.


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