Revista Talentos

El cañal

Publicado el 21 agosto 2012 por Julio Alejandre @JAC_alejandre

Las grandes langostas preñadas de furia asomaron de pronto por el cielo tras las lomas y antes de que nos diéramos cuenta ya las teníamos encima, escupiendo tropas que sembraron el desorden en nuestra columna entre ráfagas de muerte y carreras alocadas en busca de huida o refugio. Yo pude adentrarme en el cañal, quizá otros también, pero no todos: la Juana quedó en un potrero, retorcida, enseñando a los zopes un fustán rojo remendado sobre sus muslos trigueños. Me adentré en el cañal para esconderme, pero los soldados lo incendiaron para hacernos salir.
Las llamas alborotadas estiraban hacia lo alto sus dedos flacos y devoraban el cañal con una violencia ansiosa, levantando una humazón espesa que oscurecía la mañana. Bajo el cielo cuajado de pavesas, el aire se había vuelto rojo como la ira y también como la sangre. Ahora, que ya es un campo abrasado e infinito donde sólo queda la desolación de palotes ennegrecidos, cenizas calientes y ese olor dulzón a caramelo y carne quemada, es demasiado tarde para buscar una salida.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista