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El cerebro lector en la era digital: diferencias entre el papel y la pantalla

Publicado el 23 abril 2013 por Eveliomartinez

kindle

Comparto con vosotros un post que he escrito para el blog hermano de Psicología de la información: El Giro Cognitivo. EGC es una bitácora dedicada a la ciencia cognitiva (el estudio interdisciplinar de qué es la mente, cómo funciona y cómo se originó). En este caso, el motivo para compartir el post es doble: por un lado, se celebra el día internacional del libro, y el post habla sobre las diferencias cerebrales entre la lectura en papel y en pantalla; por otro, las implicaciones psicológicas de los estudios a los que se hacen referencia en el post son claras, lo que permite seguir la línea de recoger en este blog estudios que hagan referencia a la lectura. Espero que lo encontréis interesante: podéis leer el post de EGC en este enlace.

Hoy día 23 de abril se celebra el día internacional del libro, una tecnología venerable sin la cual la humanidad no sería lo que es. En los últimos años, con la aparición de dispositivos electrónicos que permiten la lectura en pantalla, se ha generado una viva controversia sobre cómo las tecnologías que utilizamos para leer cambian la manera en que leemos.

Ferris Jabr ha escrito un completo e informado artículo para Scientific American en que pasa revista a algunos de los principales hallazgos sobre las diferencias entre la lectura en papel y en pantalla.

Resumiré los principales hallazgos que reseña Jabr, invitando como siempre al lector a que acuda al texto original para una lectura más completa.

En primer lugar, la lectura supone una especie de creación de un mapa mental del espacio del texto. Las letras son reconocidas por el cerebro como objetos físicos, gracias a la participación durante la lectura de circuitos del cerebro especializadas en el reconocimiento de objetos. Y ese reconocimiento físico supone que el texto en su totalidad es percibido como un espacio físico, algo así como un mapa construido mediante una representación mental del texto: los significados del texto pasan a estar ligados a la estructura.

Así, hay estudios que muestran que, a la hora de intentar localizar una información, se suele recordar dónde apareció en el texto.

We might recall that we passed the red farmhouse near the start of the trail before we started climbing uphill through the forest; in a similar way, we remember that we read about Mr. Darcy rebuffing Elizabeth Bennett on the bottom of the left-hand page in one of the earlier chapters.

Los libros en papel tienen una topografía más aparente que los libros digitales: nos encontramos con dos dominios, las páginas izquierda y derecha, con un total de ocho esquinas que nos ayudan a orientarnos: un lector puede centrarse en una sóla página sin perder de vista el texto entero. Y este espacio físico ayuda a crear una representación coherente del mapa del texto. Los libros digintales interfieren con nuestra navegación intuitive del texto, dificultando la creación de ese espacio mental:

A reader of digital text might scroll through a seamless stream of words, tap forward one page at a time or use the search function to immediately locate a particular phrase—but it is difficult to see any one passage in the context of the entire text. As an analogy, imagine if Google Maps allowed people to navigate street by individual street, as well as to teleport to any specific address, but prevented them from zooming out to see a neighborhood, state or country. Although e-readers like the Kindle and tablets like the iPad re-create pagination—sometimes complete with page numbers, headers and illustrations—the screen only displays a single virtual page: it is there and then it is gone. Instead of hiking the trail yourself, the trees, rocks and moss move past you in flashes with no trace of what came before and no way to see what lies ahead.

Y esa dificultad en la creación del espacio mental podría perjudicar a la comprensión de lo que leemos, como sugieren ciertos estudios. Además, las pantallas y los e-readers interfieren con dos aspectos adicionales: la serendípia y la sensación de control:

People report that they enjoy flipping to a previous section of a paper book when a sentence surfaces a memory of something they read earlier, for example, or quickly scanning ahead on a whim. People also like to have as much control over a text as possible—to highlight with chemical ink, easily write notes to themselves in the margins as well as deform the paper however they choose.

Debido a estas diferencias, al menos tres grandes estudios en centros de enseñanza superior indican que cuando se quiere profundizar en un texto, los alumnos prefieren el libro en papel que las pantallas.

En segundo lugar, la compresión lectora implica la consolidación de lo leído en la memoria a largo plazo. Al menos un estudio de 2003 sugiere que, aunque las diferencias en el recuerdo a corto plazo cuando se lee en papel y en pantalla son mínimas, las diferencias a largo plazo sí que son significativas.

Otros investigadores sugieren que las personas comprenden menos lo que leen cuando lo hacen en una pantalla porque la lectura en pantalla es más costosa física y mentalmente: las pantallas proyectan luz sobre los ojos del lector, lo que genera fatiga visual; además, una lectura prolongada en pantalla genera niveles más elevados de estrés y de cansancio que la lectura en papel.

En tercer lugar, una línea de investigación parece indicar que las personas se enfrentan a la lectura en pantalla con un nivel más bajo de esfuerzo que si lo hicieran en papel:

Subconsciously, many people may think of reading on a computer or tablet as a less serious affair than reading on paper. Based on a detailed 2005 survey of 113 people in northern California, Ziming Liu of San Jose State University concluded that people reading on screens take a lot of shortcuts—they spend more time browsing, scanning and hunting for keywords compared with people reading on paper, and are more likely to read a document once, and only once.

Las personas que leen en pantalla parecerían menos inclinadas a poner en práctica estrategias de regulación del aprendizaje, es decir,

strategies such as setting specific goals, rereading difficult sections and checking how much one has understood along the way.

Hallazgos como los reseñados por Ferris Jabr han llevado a diversas compañías a experimentar con los dispositivos electrónicos para crear una experiencia que se asemeje lo más posible a la lectura en papel. Pero Jabr hace una pregunta inteligente: ¿por qué no dejar que la lectura en pantalla evolucione hacia algo completamente diferente? Y es que las pantallas pueden ofrecer experiencias lectores que el papel no puede, utilizando sus propios puntos fuertes:

When it comes to intensively reading long pieces of plain text, paper and ink may still have the advantage. But text is not the only way to read.

Podéis leer el texto original de Jabr en Scientific American.


El cerebro lector en la era digital: diferencias entre el papel y la pantalla

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